Ana María Aldón tiene una conversación pendiente con su marido, el maestro José Ortega Cano, pero ella no lo sabe. La charla televisiva ha quedado pospuesta después de que este martes la productora comenzara por las llamadas de Jorge Pérez, Albert Barranco y José Antonio Avilés; el primero con su mujer -muy emotiva- y los otros dos, con sus respectivas madres, quienes también intercambiaron palabras llenas de emoción, entre lágrimas y harina. Hay mucha expectación ante la conversación que podrán mantener Ana María y José. La productora va dosificándolas según los perfiles de los concursantes y también de la actualidad que se maneje en el reality.
La cosa está que arde con Ana María tras la polémica surgida en la isla por la relación-no relación de la mujer del diestro y Rocío Flores, nieta de Rocío Jurado, primera esposa de su marido. Aldón está centrada en su yo y sus circunstancias, y se ha mantenido al margen de Rocío Flores, pese a que todo el mundo esperaba que fuera a ser su principal apoyo en Honduras. Al fin y al cabo, José Ortega Cano fue marido de su abuela. No se ha querido mojar por ella. Luego llegó esa conversación bomba con Yiya, concursante que tira a matar y afina sin remilgos, en la que salieron a relucir aspectos íntimos del matrimonio Ortega-Aldón que molestaron especialmente a Gloria Camila, hija del diestro, quien, curiosamente, defiende a Ana María en plató. Eso según su contrato, supongo, porque últimamente ha inclinado más sus afectos hacia su sobrina Rocío Flores. Quizá es lógico; se han tratado mucho más. Como la cosa siga así, otro alguien habrá de defender a la sanluqueña.
Para terminar de complicar más la situación y todo lo que rodea a Aldón frente a la opinión de los telespectadores, este miércoles el programa Sálvame desvelaba la supuesta mala relación que con ella tiene la familia de Ortega Cano. Una fuente bien informada me explica que habría llegado al programa una grabación que corresponde a una conversación entre las dos hermanas del diestro y en la que una de ellas insulta a Ana María sin ambages. La conversación, según esta misma fuente, es de este mismo lunes. O sea, de ahora. No es antigua. Es una opinión fresca, recién pescada. Me pregunto qué o quién hizo las veces de carnada. Me da que interesa destapar los asuntos de familia, ahora que ella está aislada en Supervivientes y gana protagonismo en el clan. Total, no puede defenderse. Claro que a su vuelta… Aldón será la que decida. Menuda se ha liado. ¿Hablará o se acurrucará de nuevo bajo el brazo de su marido y seguirán la fiesta en paz?
Estoy segura de que habrá chispas en la llamada de Ortega a su mujer, en cuanto le den oportunidad. Ana es protagonista de una de las tramas que más están dando que hablar y, televisivamente, alimentar la espera tiene su aquel. Si la cosa no se tuerce, será pronto. Tendrá un minuto para hablar con ella, igual que el resto de los concursantes, un tiempo limitado que el torero deberá emplear lo mejor posible. Según mis ultimas noticias, está “muy contento” con el trabajo que está haciendo su mujer en el concurso y nada entre justificar los dimes (con hache) y diretes (con p) de su familia y salvar a “su” Ana María. Desea verla en la final y por eso piensa ya en qué decirle y cómo. Son más de 60 días sin verse ni hablarse y ella está en boca de todos. Apuesto a que le transmitirá confianza, fuerza y palabras que le den subidón. Ni una palabra del marrón que suena en los platós. Un buen capotazo, imagino. Apoyará su concurso, el suyo, el de sus circunstancias. Le hablará de su hijo para animarla. La piropeará. Ana le gusta mucho. ¿Y quién sabe? Puede que hasta le diga que la espera a portagayola. Estaremos pendientes.