Os lo advertí en 1984 y…

Son muchas las personas que se muestran especialmente preocupadas por el avance de la tecnología y se preguntan cómo afectará a la sociedad del futuro. Recientemente, James Cameron ha evaluado el impacto de la Inteligencia Artificial (IA) y considera que la idea que le llevó a escribir película de ‘Terminator’ no era tan descabellada.

Estrenada en 1984, es una cinta de ciencia ficción que se sitúa en la ciudad de los Ángeles en el año 2029. Las máquinas han tomado el control del mundo y John Connor es el líder de los rebeldes que luchan contra ellas. Para acabar con la rebelión, las máquinas envían al pasado a un robot, Terminator, cuya misión es acabar con Sarah Connor, la madre de John, e impedir así su nacimiento.

El futuro de la IA según James Cameron

James Cameron ha hablado sobre las IA en ‘CTV News’ y ha sido muy claro al respecto: «Os lo advertí en 1984, chicos y nadie me hizo caso. Creo que la militarización de la IA es el mayor peligro. Creo que entraremos en el equivalente a una carrera armamentista nuclear con IA, y si no la construimos, los otros muchachos seguramente la construirán, y luego el problema se intensificará».

Y añade: «Personalmente, no creo que una mente incorpórea que simplemente regurgita lo que han dicho otras mentes, sobre la vida que han tenido, sobre el amor, sobre la mentira, sobre el miedo, sobre la mortalidad, y simplemente juntarlo todo en una ensalada de palabras y luego regurgitarlo… No creo que tenga algo que vaya a conmover a la audiencia. Esperemos 20 años, y si una IA gana un Oscar al Mejor Guión, creo que tenemos que tomárnosla en serio».

Rasgos de los humanos que son imposibles para la IA

Existen una serie de rasgos propios de la raza humana que no se pueden transferir a la IA, al menos con la tecnología existente en la actualidad.

Uno de ello es la generación espontánea de conocimiento y acciones. Una persona puede crear una historia o un pensamiento de manera totalmente espontánea, pero no hay ninguna IA capaz de hacerlo. Por lo tanto, improvisar continuará siendo un privilegio humano.

Otro rasgo propio de los humanos es la ética, entendiendo como el discernimiento entre el bien y el mal. Las máquinas no son buenas o malas, sino efectivas. Hacen lo que se les ordena y para lo que fueron programadas. Ahora bien, algunos expertos consideran que esto no es del todo así, ya que la ética se puede programar.


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