Osasuna se queda con ganas de más ante un Valladolid conformista

Reparto de puntos en el regreso del Real Valladolid a Zorrilla en un partido en el que el Osasuna, que sigue con su buen inicio de campaña, mereció algo más sobre todo en los minutos finales con un Chimy Ávila que desprende sacrificio por los cuatro costados.

El comienzo del partido dejó a las claras que el duelo iba a ser igualado. Si bien comenzaron los de Sergio dominando y marcando el ritmo en los primeros minutos, poco tardó el Osasuna en dar señales de vida.

De hecho, el partido tomó un rumbo diferente cuando los de Jagoba Arrasate dieron el primer aviso. Dos balones al palo en menos de cinco minutos fueron su carta de presentación y el Chimy Ávila, que puso en jaque a la defensa pucelana durante todo el partido, tuvo en sus botas el 0-1 en el 35’ tras enviar fuera un rechace tras una buena parada de Masip.

El Osasuna atacaba y el Valladolid, al contrario que en otros partidos, permitía muchas concesiones en defensa. Sobre todo en la banda de un Pedro Porro que en ataque es un puñal pero atrás, sin la ayuda de Óscar Plano, se hizo pequeño.

Aún así los de Sergio amenazaban, algo precipitados, la meta navarra. Hasta seis saques de esquina botaron en la primera mitad pero, ni pucelanos por un lado, ni navarros por el contrario, consiguieron mover el marcador en el primer acto.

Pasados por vestuarios, la tónica sí que varío a favor de los locales que volvieron a salir con las ideas más claras y con una marcha más. Sergio, aprovechando la inercia, introdujo a Hervías y a Rubén
Alcaraz para dotar al equipo de más frescura y vaya si acertó pues a los tres minutos de estar sobre el césped, Hervías adelantó a los suyos con un soberbio gol de falta en el 65’. El riojano azotó con violencia a la pelota que bajó hasta besar el larguero e introducirse en la portería de Osasuna.

Antes, Guardiola había tenido el primero con un remate a bocajarro a centro de Ünal que se marchó por centímetros. El Osasuna, con el marcador en contra, se vio aliviado con la entrada de Adrián y Robert Ibañez que fue quien empató el encuentro en el 81’, justo cuando más cómodo estaba el Pucela.

El centrocampista rojillo acudió a la llamada de fé del Chimy Ávila que llegó a un balón imposible en la derecha y la puso para que, en boca de gol, Ibáñez hiciera el empate. Fue una muestra más de un Chimy Ávila que, en los instantes finales, hasta tuvo el 1-2 para los suyos rematando un balón de cabeza a la salida de un córner que se marchó rozando el palo de la meta de Masip.

De esta manera y visto lo visto, los locales se conformaron con el punto conseguido mientras que el Osasuna, sabedor de que consiguieron un buen botín, se marchó con la miel en los labios.