Lo primero que ven los defensas que lo enfrentan es una máscara que protege su rostro. Dicho elemento se ha convertido en un símbolo de su fútbol, pues detrás de él se esconde un depredador del gol, un robot que ejecuta sus movimientos de una forma similar a la de Erling Haaland. Un anotador insaciable dispuesto a perforar la meta rival.
Victor Osimhen es el hombre de la máscara. El delantero del Nápoles volvió a ser letal y marcó diferencias para encarrilar la eliminatoria del octavos contra el Eintracht (0-2). Causó un “daño devastador” con apenas dos intervenciones, el mismo daño que provocó que su figura se fundiera con una máscara que con solo verla, asusta.
Una fea lesión
En 2021, Osimhen tuvo que pasar por el quirófano tras una escalofriante lesión en la cara. El doctor Gianpaolo Tartaro, el cirujano que lo operó, afirmó que el nigeriano tenía “daños devastadores” en su rostro producto de un choque de cabezas con Milan Skriniar. “Skriniar aplastó la cara de Osimhen”, indicó. Es por ello que, desde entonces, el atacante luce una máscara protectora.
Y al hombre de la máscara le gustan las grandes citas y en Frankfurt apareció para tirar de un Nápoles arrollador que ya tiene un pie en cuartos de final. Primero fue pillo al forzar el penalti de Buta. El defensa del Eintracht quiso despejar un balón, pero Osimhen explotó su velocidad para anticiparse y llevarse un puntapié tan duro como claro.
Kvaratskhelia erró el lanzamiento desde el punto de penalti y es por ello que el depredador Osimhen volvió a personarse para aprovechar un centro milimétrico de Hirving Lozano. Gol, el segundo en la Champions y el 20º de la temporada. Quiso repetir el nigeriano justo después en una jugada casi calcada, aunque esta vez el tanto no subió al marcador al recibir en fuera de juego.
No requirió su presencia el Nápoles en un segundo tiempo donde remató el trabajo con una genialidad de Kvaratskhelia, pero el hombre de la máscara ya espera para volver a ser protagonista en esta Champions.