El anuncio por parte de la Federación Española de equiparar las condiciones económicas en el fútbol ha sido un paso de gigante. Pero no nos engañemos: sigue sin haber igualdad salarial. No cobrarán lo mismo ellas que ellos, sino que se hará un sistema de reparto de primas y de derechos de imagen similar. Es decir, ambas selecciones recibirán lo mismo en porcentajes y no en cifras (la prima de los hombres por ganar la Euro 2021 habría sido de 400 mil euros…).
Es otra piedra sorteada en el camino, tal como celebraron las propias futbolistas, pero aún se está lejos de la igualdad.
En Noruega sí hay igualdad salarial gracias al esfuerzo titánico de Ada Hegerberg, quien renunció a jugar con su selección durante cinco años y se perdió el Mundial de Francia, y de los futbolistas noruegos, quienes cedieron parte de su salario en favor de sus compañeras. Le siguieron Finlandia, Dinamarca, Australia, Brasil, Inglaterra, Estados Unidos…
Mucha gente ‘compra’ el tan manido discurso de que “ellas cobran menos porque generan menos” sin valorar a fondo las razones que llevan a ese extremo -también decían que no interesa el fútbol femenino y se ha llenado el Camp Nou dos veces seguidas-.
Sin duda toca celebrar un acuerdo histórico, un pacto de justicia. Si la igualdad se está imponiendo en todos los ámbitos de la vida, el fútbol no puede quedar al margen.