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Otro golpe de líder del Atlético


Un partido raro de dos equipos que conceden poco, con seis goles (2-4) más fruto de errores del rival que de aciertos, dejó al Atlético más líder tras su visita a Cádiz. La octava victoria consecutiva de los rojiblancos redondea los 50 puntos con los que han completado sus primeros 19 partidos de Liga. Una proyección de 100 puntos que empieza a destilar que el campeonato solo lo pueden perder Simeone y sus futbolistas, ya con 10 puntos de ventaja en la tabla y una cita menos. No lo tuvieron fácil para ese octavo triunfo porque el Cádiz nunca le perdió la cara a un partido en el que también podrá objetar la interpretación que hizo Gil Manzano de unas manos de Koke en la última jugada del primer acto. Con 1-2 en el marcador, el colegiado rectificó su decisión inicial tras revisar cómo el capitán del Atlético tocaba el balón con la extremidad mientras se apoyaba en el suelo.

El Atlético primero se miró en un espejo, en un estilo que hizo suyo y que quiso recuperar cuando parecía tener el partido controlado con el 1-3. Casi le cuesta el empate. Lo tuvieron Negredo y Saponjic, con sendos cabezazos que se toparon con Oblak. Un equipo este Cádiz que hace del 4-4-2 un castillo y de la pelota un objeto al que desea lo justo. Un conjunto adiestrado en el error del contrario. Dos del Atlético le permitieron meterse en el partido al borde del descanso. Un equipo distante de otro fútbol que se respiraba en la Bahía, pero con el que Álvaro Cervera logró el retorno a Primera División y con el que ahora pelea por mantenerse. Un aroma a un juego más alegre que al menos en intenciones recuperó cuando creyó que el empate a tres era posible. Lo hizo colgando balones, y le hizo pasar apuros a Savic, Giménez y Felipe. Solo cuando Koke cerró el marcador en el suspiro final dio el duelo por perdido.

Tiene muy claro el Cádiz a lo que juega. Así la cita fue una prueba para el líder de cómo manejarse en un partido en el que le iban a entregar el mando desde el túnel de vestuarios. Para el examen, que tenía tres puntos más sobre el Madrid como botín, Simeone afrontó la baja por covid-19 de Mario Hermoso apostando por Felipe. Para cuadrar la ausencia de Carrasco, también afectado por el coronavirus, echó mano de dos de sus jugadores más polivalentes. Mandó a Marcos Llorente al carril derecho y a Saúl al izquierdo. En el banco, los dos carrileros, Vrsaljko y Lodi. Esto le permitió meter a Torreira como mediocentro, intuyendo que el encuentro tenía mucho que barrer, mucho recuperar y volver a empezar. La presencia del uruguayo como mediocentro desplazó a Koke unos metros por delante.

Desde el inicio, el Atlético tuvo que jugar a balancear al Cádiz, que no es fácil. A tratar de abrirle un hueco meciéndolo de lado a lado. Le faltó velocidad de balón y también acciones de más peso de sus hombres interiores. Ni João Félix, ni Lemar, ni Koke enlazaban con Luis Suárez. El equipo de Cervera trataba de estirarse con conducciones de Jairo, Salvi o Perea cuando una mala entrega o un mal repliegue del Atlético le permitía correr. A nada que Llorente aceleró para ganar la línea de fondo, Luis Suárez se revolvió para anunciar su presencia y calentar a Ledesma. A Saúl, que recogió el rebote, le faltó un dedo para embocar en la escuadra su golpeo de interior. Y a nada que João Félix pudo correr, le cazaron a tres metros del área. Y allí que fue Luis Suárez dejando claro que el golpeo era suyo porque estaba más para un diestro que para un zurdo. La comba fue de esas que enroscan el balón en la red. Otro registro más del jugador de la Liga: 14 tantos en el campeonato.

Con el 0-1, al Cádiz le tocaba cambiar de registro, pero tampoco se volvió loco. Se encontró rápido con el empate. Una disputa perdida por Lemar en el área le dejó un tiro franco a Negredo, que este esquinó bien con el interior. Tampoco disfrutó mucho de la igualada. Una jugada de estrategia en un saque de esquina acabó en un gol inverosímil de Saúl. El tuya-mía entre Koke y Lemar lo acabó por mandar este al pico del área pequeña y allí lo desvió el volante metiendo la bota. El toque parecía más una prolongación que un remate. La parábola cayó a plomo por el segundo palo del sorprendido Ledesma. El vaivén del final del primer tiempo terminó con la no señalización del penalti por las citadas manos de Koke.

Con la ventaja en el marcador, Simeone sentó en el descanso a Torreira y dio entrada a Vrsaljko. El movimiento reforzaba el centro del campo con Marcos Llorente. Pronto encontró el Atlético el camino para sentenciar el encuentro. Marcos Mauro arrolló inocentemente a Lemar y Suárez puso la distancia que parecía definitiva. Ahí fue ya cuando el Atlético quiso matar el partido sintiéndose más el Cádiz. Replegó líneas y Simeone sentó a Lemar y João Félix por Lodi y Correa. Un centro lejano y pasado de Fali rebotó en el larguero. Y a partir de ahí el conjunto local inició un acoso aéreo que hizo palidecer al Atlético cuando Negredo marcó del 2-3 al rematar mordido un mal despeje de cabeza de Giménez. El cabezazo de Saponjic, de haber entrado, hubiera despertado viejos fantasmas sobre el fatalismo rojiblanco. Correa, con una internada de las suyas y un pase atrás para Koke, volvió a enterrarlos.


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