Imanol Alguacil no contará con sus cuatro internacionales –Kubo, Sorloth, Pacheco y Turrientes– hasta la práctica del jueves y no recupera a ninguno de los lesionados, ya que Le Normand y Momo Cho volvieron a ejercitarse por su cuenta y lo tienen crudo para jugar ante el Girona en Montilivi. El único que podría ser de la partida es Carlos Fernández, que sigue ejercitándose con normalidad, aunque fue el propio entrenador el que le descartó para estos primeros partidos de la tacada.
Así las cosas, sin la aportación de los lesionados ni los internacionales, Imanol echó mano de la cantera y convocó a media docena de jugadores del Sanse, a saber, cinco habituales como González de Zárate, Olasagasti, Karrikaburu, Aranbarri y Marrero y una sorpresa, Pablo Marín.
Marín es un centrocampista diestro de carácter ofensivo que nació en Logroño hace 19 años. Llegó a debutar en Segunda con el Sanse, con el que ha disputado seis encuentros. En los 16 que jugó con la Real ‘C’ siendo todavía juvenil anotó siete goles. También se estrenó en la selección española Sub-19, con la que entró en juego en dos ocasiones.
Medio con llegada
Este canterano está conceptuado como un mediocampista muy completo, con una exquisita factura técnica, golpeo con las dos piernas, muy buena llegada y capacidad para marcar y asistir. Se ha desarrollado muscularmente en los últimos tiempos. Su contrato en la Real expira en 2024.
Pablo es hijo de Fernando Marín, que fue capitán del Logroñés. La Real le fichó hace seis años, cuando todavía era jugador de la EDF de Logroño. Un día se entrenaba con ellos en Prado Viejo, otro en la Escuela de Fútbol de la Real en la capital riojana y los viernes, en Zubieta, para jugar los sábados con la Real tras pernoctar en la Residencia Olarain.