Tal vez sería una mezcla de ironía y jocosidad comenzar la reflexión con una frase del tipo el “Athletic no encontró su sitio en Leganés”. Mejor que no, para evitarnos poner a prueba el sentido del humor de quienes no acostumbran a leer artículos para sacar conclusiones a granel y ajustar cuentas donde no procede.
El Athletic de la paciencia supo arrollar a un Alavés conservador y sin propuesta ofensiva. El Athletic de Leganés se encontró con un penalti para desperdiciar rápidamente la ventaja en un error de
Herrerín
que, probablemente, le situase entre los trending topic de la tarde noche.
Precisamente en la alineación titular saltaba la noticia, por las rotaciones en todas las líneas con las que jugó a despistar
Garitano
durante los días previos y, sobre todo, por el relevo bajo palos de un
Simón
sobrio y reconocido por la crítica. Bajo el paraguas de la decisión técnica y/o la recompensa por su trabajo semanal, no parece calar este mensaje entre detractores de
Iago
y defensores de la meritocracia en el campo. La revolución no salió mal, se mantuvo la tendencia de la media inglesa y los leones se volvieron de Madrid sin grandes rasguños.
Si la idea es resucitar una rotación absurda de la portería en Liga, no me subo a ese barco
En el debe del vaso medio vacío, la sensación de que este Leganés parecía el rival propicio para que el aspirante a líder asestase un nuevo golpe que confirme un inicio de temporada notable. Esto de rotar a unos cuantos y de golpe nos retrotrae a viejos debates de cuando la competición europea entorpecía la dinámica semanal. ¿Es el momento de tanta variación?
Si la idea es resucitar una rotación absurda de la portería en Liga, no me subo a ese barco. Con la defensa y las cosas de comer no se juega. Mejor no tocar lo que funciona. Sobre todo si compruebas por el camino que el experimento sale medio rana. Toca hacer bueno el punto contra el Valencia.
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