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Pagar por comentar la serie de moda: la brecha socioeconómica se refleja también Netflix y HBO


Cuando murió Chanquete en Verano azul, en 1982, todo el mundo pudo comentar al día siguiente lo ocurrido en su pantalla. También pasó con la final de Operación triunfo de 2002 y con muchos de los programas de telerrealidad que emite Telecinco. ¿Pero realmente fue así con el de Juego de tronos? El capítulo de la serie fantástica se emitió en lo que entonces era HBO España (ahora HBO Max) el 19 de mayo de 2019. Fue muy comentado en redes sociales, pero solo pudieron acceder a él aquellos que en ese momento estuvieran pagando una suscripción mensual de al menos 7,99 euros. Comentar el final de la serie de moda se ha convertido en un asunto socioeconómico.

La llegada de la televisión a la carta y sus múltiples opciones, casi todas ellas de pago, ha generado una brecha entre la población en un servicio que hasta hace pocos años era universal. Así lo destaca el anuario 2021 de la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE). El informe muestra con datos la gran diferencia en el porcentaje de abonados a plataformas como Netflix, Movistar Plus+ y Disney+ entre los índices socioeconómicos más altos y los más bajos.

Tabla del anuario SGAE que muestra las diferencias socioeconómicas relacionadas con las plataformas de contenido a la carta.SGAE

El estudio divide a la población en siete grupos, siendo el primero de ellos el de los hogares que cuentan con unos ingresos mensuales superiores a los 3.005 euros netos. La cifra va descendiendo de forma paulatina hasta llegar al séptimo de ellos, que engloba a los hogares que disponen de menos de 745 euros mensuales. La diferencia entre los grupos situados en los extremos es muy clara. Los más adinerados sumaban en 2020 145,5 suscripciones por cada cien hogares, mientras que aquellos con menor poder adquisitivo se quedaban en 38,8. En otras palabras, los más ricos están suscritos de media a más de una plataforma de pago, mientras que entre los hogares más pobres la mayoría no dispone de ninguna y quedan abocados a una especie de pobreza audiovisual.

Aun siendo a menudo compartidas, las cuotas mensuales de las plataformas suponen una factura no apta para todos los bolsillos. Netflix, por ejemplo, avisa que no está permitido compartir cuenta con personas que no convivan en un mismo hogar. La más barata de Disney+ es de 5,8 euros al mes, que se sumarían a los 3 euros de Amazon Prime Video, los 7,99 euros de Netflix, los 8,99 euros de HBO Max, los 4,99 euros de Apple TV+, los 8 euros de la versión reducida Movistar Plus+ Lite…

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Y cada vez son más las plataformas de contenido a la carta que operan en España. De hecho, a lo largo del año llegará una más. SkyShowtime incluirá series y películas de Universal Pictures, Sky Studios, Peacock, Paramount+, Showtime y Nickelodeon. Este nuevo catálogo tampoco será gratuito. Cuando este periódico consultó el pasado mes de octubre a Andy Forssell, ejecutivo de HBO Max, sobre cómo se sostendría el mercado de las plataformas de pago en un futuro a medio plazo, planteó la posibilidad de que la oferta de la mayoría de ellas quedara integrada dentro de la factura telefónica. Ahora ocurre que servicios como Orange o Vodafone incluyen en sus promociones algunas de ellas, pero la idea que plantea Forssell es que en breve se sumen más plataformas, haciéndolas más asequibles y paliando ligeramente esa brecha social y económica.

Descargar o ver en línea series, películas y documentales es uno de los grandes negocios de internet en la actualidad. Según el anuario SGAE, un 66,5% de los usuarios de internet ha pagado en el año 2020 por esta actividad —en 2015 solo era un 11,3%—, mientras que el 34,1% lo ha hecho para descargar o reproducir música. Un 25,8% de los usuarios ha abonado dinero por libros electrónicos y un 12,4% lo ha hecho por los juegos en red.

Otra diferencia que marca este informe es la cantidad y calidad de televisores en unos y otros hogares. La mayoría de los más ricos cuentan con dos o más aparatos, mientras que en el 59,6% de los más pobres solo hay uno. Más de la mitad de los hogares con el mayor poder adquisitivo (el 58,3%) cuentan con televisión inteligente conectada a internet, frente al 16,3% de los que tienen el menor poder adquisitivo.

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