Paloma del Río: “Con el deporte femenino parece que hay vía libre para decir cualquier golfería o memez”

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Paloma del Río (Madrid, 61 años) es la responsable y sobre todo la voz de las retransmisiones de los deportes minoritarios en RTVE. También es la periodista española con más juegos olímpicos a sus espaldas: ocho de verano y seis de invierno. Estos días se prepara para unos más que ya no esperaba cubrir: los Juegos Olímpicos de Tokio, que arrancan en unos días y que cubrirá desde los estudios de Sant Cugat (Barcelona). Del Río es una periodista vocacional y minuciosa que se pagó la carrera trabajando por las noches como auxiliar de enfermería en una UVI. Fue allí, viendo el sufrimiento de los pacientes, donde aprendió una lección muy valiosa: “La inmediatez de la vida”. “Ver eso con 20 años te pone las cosas muy claras para saber de qué tienes que quejarte y de qué no”, explica durante esta entrevista, realizada por Zoom desde Laredo, donde hace una pausa de sus vacaciones para atender a EL PAÍS. Es una firme defensora de los deportes minoritarios, del deporte femenino y de la necesidad de encumbrar a más mujeres a puestos de responsabilidad para no perder talento. Ha recibido una veintena de galardones por su carrera profesional, como la Real Orden del Mérito Deportivo y el Premio Ondas. El más reciente se lo han comunicado esta misma semana: el Iris de la Crítica por “su trayectoria pionera y referente en el periodismo deportivo, su pasión por el oficio y su talento como comunicadora”.

Pregunta. Siempre hablan de usted como pionera en el periodismo deportivo. ¿Cuánto gusta y cuánto pesa esa etiqueta?

Respuesta. Yo no sabía que era una pionera. Llegué a la beca de televisión en junio de 1986, me preguntaron lo que quería hacer, dije Deportes y vi la cara rara del señor que diseñaba las áreas para los becarios. Estaban Mari Carmen Izquierdo, Olga Viza, María Escario, María Antonia Martínez, Elena Sánchez… A mí me parecía muy normal que hubiera mujeres con esa vocación. Pero me di cuenta enseguida de que mis compañeros veteranos nos miraban como intrusas. Es verdad que el periodismo deportivo es muy masculino, hecho y consumido tradicionalmente por hombres. Lo único que hacía y sigo haciendo es intentar que la gente entienda lo que está viendo y explicárselo con un lenguaje sencillo. Hablo para el que se acerca al deporte por primera vez. Cuando luego me han dicho que han hecho la carrera por mí, he sentido satisfacción pero también responsabilidad.

P. ¿Cómo se prepara la retransmisión de unos Juegos?

R. Soy muy exigente conmigo misma, sigo viendo las transmisiones que hago. Porque una cosa es la sensación que yo tengo y otra la percepción del espectador. Sigo analizando y viendo qué hay que mejorar, estudio los códigos de gimnasia. Hice en su momento los cursos de juez. No dejas de prepararte nunca, los Juegos Olímpicos son la competición más gorda. Estamos todo el día leyendo y estudiando. El periodista que crea que el último examen es el que hizo en la facultad está muy equivocado. En el día a día tienes que estar al tanto de todo lo que ocurre.

Soy muy exigente conmigo misma, sigo viendo las transmisiones que hago, analizando qué hay que mejorar

P. Cuando empezó como becaria, ¿esperaba que en 2021 retransmitiría unos Juegos Olímpicos casi paritarios?

R. La cifra definitiva se conocerá cuando se sepa el número de delegaciones. En España hemos bajado el porcentaje de mujeres al 43%. Estados Unidos tiene muchas más que hombres, un 69%. El objetivo del Comité Olímpico Internacional era que en París 2024 hubiera un 50/50. Todas las delegaciones hacen el esfuerzo. Es parte del legado de Juan Antonio Samaranch desde 1980 a 2001, uno de los puntos clave quizá más invisibles. Su siembra está empezando a dar fruto ahora.

La delegación española para los Juegos de Tokio, con el menor porcentaje de mujeres desde 2004

P. ¿Por qué cree que es importante que haya más mujeres en puestos directivos en el deporte?

R. Siempre he sido partidaria de que el talento esté arriba. A lo largo de estos 35 años he visto en TVE, no solo en Deportes, mucho talento femenino desperdiciado por no haber sido valientes para poner a una mujer a dirigir un área, tal programa o tal dirección. Seguramente pasará lo mismo en todos los despachos, periódicos, grandes empresas. El esfuerzo que hay que hacer para apoyar a la mujer en el mundo de la gobernanza lo tenemos que hacer todos, pero especialmente los hombres, porque las mujeres ya estamos convencidas de ello. La mayoría de la gente que viene a mis charlas es gente que comparte este mismo pensamiento. Se trata de que alguien se sume y vea la injusticia que históricamente se está haciendo con el mundo femenino y el aprovechamiento de su talento. Echa un vistazo a los programas de deportes radio y televisión. ¿Cuántas mujeres hay presentando o dirigiendo? ¿Qué papel ocupan las mujeres en esos programas? Secundarios.

A lo largo de estos 35 años he visto en TVE, no solo en Deportes, mucho talento femenino desperdiciado

P. Usted denuncia en su último libro, Más que olímpicas, la “invisibilidad permanente” de las mujeres en la prensa y en el deporte.

R. Permanente. Estamos acostumbrados. Mi pareja me va a ayudar en una recopilación como la que hice en Río. Empecé a guardar tuits que se publicaron durante los Juegos sobre el tratamiento del deporte femenino. Me parece tan escandaloso que tengo una ponencia hecha sobre el maltrato que en determinados medios se hizo hacia el deporte femenino, cosa que no ocurre con el masculino. Con el femenino parece que hay vía libre para decir cualquier golfería o memez con tal de que tenga repercusión y se lea mucho.

P. También ha denunciado que a las mujeres se las sigue hipersexualizando en el deporte, usando para ellas un lenguaje “infantil, remilgado y edulcorado”. ¿Cómo se cambia eso?

R. Llega un momento en el que con las buenas palabras y con educación, pinchas en hueso. Me gusta mucho utilizar la ironía. Me parece muy bueno un sketch de [el cómico] José Mota entrevistando a Garbiñe Muguruza hablando de si la mujer se había entrenado, sacando todos esos temas rosas y de revista del corazón que en el mundo del deporte masculino no se dan. ¿Por qué ahí nadie pregunta a nadie si se ha casado?

P. ¿Por qué cree que es?

R. Estamos acostumbrados a verlo con tanta naturalidad que nos parece lo normal incluir la vida social y personal de las deportistas dentro de su faceta profesional, cosa que habitualmente en el mundo de los hombres no pasa. ¿Por qué con ellos vamos al grano y les preguntamos por su rendimiento deportivo, pero con ellas a veces tiene más luz si se ha casado, qué modelo lleva, si se ha traído a sus hijos? Si fuera editora o jefa y tuviera oportunidad, diría a cada periodista que hace eso que lo que nos interesa es el contenido deportivo, no la parte privada.

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P. Ha denunciado también que hace falta una legislación adecuada sobre la maternidad en las carreras deportivas, para luchar entre otras cosas contra las cláusulas antiembarazo, ¿cómo debería ser esa legislación?

R. El periodo de año y medio entre el embarazo y la recuperación debería estar blindado para que cualquier mujer pudiera alcanzar ese punto sin perder el ranking ni los patrocinadores. Fíjate en el ejemplo de Serena Williams. Cuando regresó estaba por debajo del puesto 200 y tuvo que jugar la fase previa de algunos torneos. ¡Por favor, que es Serena Williams! Por no hablar de la hipocresía de las grandes marcas internacionales que se hacen unos vídeos conmovedores del empoderamiento de la mujer, pero cuando llega el embarazo cancelan el contrato. Se les debería caer la cara de vergüenza. Creo que han tomado conciencia porque las redes ayudan a ver que la gente deja de comprar los productos de la marca cuando pasan estas cosas.

P. ¿Ve beneficios en que haya más mujeres retransmitiendo fútbol?

R. El fútbol es otra cosa. Hay pocas periodistas: una alemana y en España Danae Boronat hace dos años y ya. En las cadenas que retransmiten fútbol ni se han planteado poner a más mujeres. Supongo que si ponen a una mujer, si ya a mis compañeros los ponen a caldo, a ellas también, con el añadido de un montón de insultos sexistas. Pero hay mujeres que siguen el fútbol y tienen un conocimiento amplísimo.

El año y medio de recuperación de un embarazo debería estar blindado para que cualquier mujer no pierda el ‘ranking’ ni los patrocinadores

P. Usted pide dar voz a las personas LGTBI en el deporte. ¿Por qué en este ámbito hay menos ejemplos visibles que en otros?

R. Los deportistas actúan en público. Un futbolista o un jugador de baloncesto está en un pabellón con miles de personas y cuando va a jugar, va a que les juzguen por su rendimiento deportivo. Pero siempre va a haber algún cafre que se dedique a insultarle por su vida. No tienes por qué aguantar eso ni en tu vida profesional ni en la personal. Entiendo que muchos de ellos no quieran declarar su condición sexual cuando están en activo. Y hay otra circunstancia interesante. Hay clubes que no quieren que sus deportistas lo revelen porque parece que es una mancha, fundamentalmente en fútbol. Prefieren tener la imagen de club con solera y muy veterano y creen que eso les perturba.

Hay clubes que no quieren que sus deportistas revelen que son personas LGTBI porque parece que es una mancha

P. ¿Qué hará cuando se retire?

R. Me queda año y medio. Cuando llegue a los 63 años habré cumplido todo lo que quería hacer por encima de mis expectativas. No pensaba que cubrir 15 juegos olímpicos iba a ser tan divertido y que lo iba a pasar tan bien haciendo mi trabajo. Tendré más tiempo para asistir a conferencias y charlas, para las que me llaman muchas veces. Me plantearía hacer otro libro si me lo pidieran. Podría dedicarme más al consejo asesor del deporte español, donde nos reunimos para dar claves de manera desinteresada y ayudar a que el deporte crezca. Y tendré tiempo para terminar mis mosaicos, me gusta mucho hacer manualidades. Lo que venga y vivir, sobre todo vivir.

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