Robert Lewandowski lloraba como un niño. Se lanzó al suelo y cubrió su rostro para tapar el rictus desencajado por la alegría al marcar su primer gol en un Mundial. 34 años suma el polaco, hombre sereno, ordenado hasta que las emociones pueden al raciocinio y las lágrimas se convierten en la mejor forma de expresar la alegría y la liberación. Leo necesitó abrazarse a sus compañeros y correr, casi hasta el infinito. Corría gritando un “vaaaaaaamoooossss” que servía para apalear a los fantasmas que sobrevolaban a la albiceleste desde la derrota ante los saudíes en el debut. Cantaba Messi mirando a la grada y después en el vestuario esa canción que aprendieron después de ganar la Copa América. 35 años tiene Leo. Maduro, introvertido hasta que se pone la camiseta de la albiceleste, confiado. No son tan distintos.
Leo ganó sus siete Balones de Oro cobijado por la grandeza de un FC Barcelona que siempre procuró rodearle de los mejores futbolistas del mundo. Leo coleccionaba ‘botas de oro’, hasta seis, demostrando cada año que nadie lograría sumar más goles que él porque ese Barça maravilloso le daba todas las facilidades del mundo. Otra cosa era la selección albiceleste. Robert tuvo que esperar a que Leo se alejara del corazón del club blaugrana para conseguir sus dos ‘botas de oro’ como máximo anotador de Europa, esperar también a que Leo no vistiese de blaugrana para conquistar el ‘The Best’ que premia al mejor jugador del mundo. Cuando firmó por el Barça lo hizo Robert pensando que sería con esta camiseta cuando conquistaría su primer Balón de Oro, el trofeo que le negaron en el 2020 cuando ganó el triplete con el Bayern y el año siguiente, cuando France Football decidió que era mejor que Leo lo ganase para refrendar que había sido mejor futbolista que Cristiano Ronaldo.
Con la selección nunca se han enfrentado. Se agrió la relación entre ambos cuando Leo reconoció al recoger su último Balón de Oro que lo merecía Lewandowski pero después no le votó para ‘The Best’ prefiriendo a sus compañeros de club Mbappé y Neymar además de Benzema. Seguramente entiende Robert que sus goles y títulos merecían más reconocimiento, que su fútbol quizás no sea tan excelso como el de Messi pero sí su aportación a los éxitos de un Bayern imparable.
Ocho goles lleva Messi con la selección en Mundiales, 22 partidos con Argentina en Copas del Mundo, los mismos que Maradona, récord que batirá esta noche el ‘10’ de la albiceleste. Lewandowski empató con Pelé a 77 goles con la selección y si marca superará a O’Rei.
Messi no es sólo un goleador, es el futbolista que atrae y compromete el juego de la albiceleste, es el desfibrilador de una selección que vive y juega sobreexcitada, que se sube a una montaña rusa de emociones cada día. Robert es un goleador. Es un especialista del gol. Y en su carácter ganador confían los polacos para pasar a octavos. No es sólo un Messi contra Lewandowski, pero verlos en un mismo partido es como sentarse cómodamente en el sofá. Con palomitas.