La pandemia de coronavirus no frenó el comercio internacional de armas, ya que las cien mayores empresas del mundo cerraron en 2020 contratos por valor de 531 mil millones de dólares, un 1.3 por ciento más que el año anterior, según un estudio del Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI).
Las grandes empresas armamentistas encadenan así seis años consecutivos de crecimiento en sus ventas y, si se toman como referencia los datos de 2015 -el primero en el que SIPRI incluyó en su informe a firmas chinas-, el volumen comercial ha aumentado un 17 por ciento en apenas un lustro.
Estados Unidos encabeza históricamente este listado, ya que desde 2018 los cinco primeros puestos del ‘ranking’ están ocupados por compañías norteamericanas. Las 41 empresas estadounidenses incluidas generaron ventas por valor de 285 mil millones de dólares, el 54 por ciento del total acumulado por las cien principales firmas y un 1.9 por ciento más que en 2019.
Las empresas chinas ocupan el segundo lugar, con ventas acumuladas entre cinco de ellas que ascienden a 66 mil 800 millones de dólares, un 1.5 por ciento más, mientras que las británicas figuran en tercera posición, ya que sus siete representaciones movieron 37 mil 500 millones de dólares en 2020.
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En total, hay 26 empresas europeas entre las principales firmas armamentísticas del mundo y acumulan entre todas ellas el 21 por ciento del valor total de los contratos, con unos 109 mil millones de dólares en total, según este estudio.
Sin embargo, solo una europea, la británica BAE Systems, figura entre las diez más grandes y las seis firmas francesas acumularon caídas de un 7.7 por ciento.
Los expertos han destacado las particularidades de cada mercado -en Estados Unidos priman las fusiones y adquisiciones y en China gana peso la modernización militar y la colaboración con el sector civil-, pero en lo que sí coinciden es que el sector armamentístico parece haber quedado al margen de los rectores.
La investigadora del Programa de Gasto Militar y Producción de Armas del SIPRI, Alexandra Marksteiner, declaró que “los gigantes de la industria se vieron protegidos en gran medida por la demanda sostenida de bienes y servicios militares por parte de los gobiernos“.
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De hecho, en gran parte del mundo “el gasto militar creció y algunos gobiernos incluso aceleraron los pagos a la industria armamentística para mitigar el impacto de la crisis“.
Sin embargo, SIPRI también documentó en su estudio casos como el del fabricante francés Thales, que atribuyó su caída en 2020 -del 5.8 por ciento- a las interrupciones decretada en primavera para contener la primera ola de la pandemia. Además, algunas empresas informaron de interrupciones en la cadena de suministro y retrasos en las entregas.
Europa Press.
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