Los candados forman parte de nuestro día a día, en todos los hogares es muy probable que haya al menos uno, y es que sin duda resultan muy útiles en diferentes momentos, por lo que conviene tener siempre alguno a mano por si se puede necesitar. ¿Alguna vez te has preguntado para qué es el agujero que tienen los candados? Si te parece un misterio sin resolver, sigue leyendo y descubre su verdadero significado.
No se tiene muy claro cuándo y quién inventó los candados, pero se dice que fueron los comerciantes chinos allá por el siglo 500 aC, en la época romana. Los utilizaban para proteger sus mercancías, las bolsas en las que llevaban el dinero o cualquier objeto de valor que querían mantener a salvo de que se lo pudieran robar.
¿Para qué es el agujero que tienen los candados?
Algunos candados tienen un pequeño agujero en la parte inferior, al lado de donde se mete la llave, un agujero que tiene una función muy importante que probablemente jamás te imaginarás. De hecho, tiene más de una misión, en todo caso muy productivas y que al conocerlas sorprende que realmente no todos los candados tengan un agujero así.
El agujero que tienen los candados permite que tanto la humedad como el agua no se queden en el propio candado si éste se moja, por el motivo que sea, lo que evitará que haya herrumbre y el candado se oxide. El problema de los candados que no tienen ese agujerito es que sí se pueden oxidar, lo que haría que tuvieras que tirarlo y comprar otro, por lo que a partir de ahora compra los candados siempre con este agujero.
También sirve para expulsar el agua cuando hace mucho frío o el candado ha estado expuesto a alguna helada que lo ha dejado helado o mojado por dentro. Además de tener esa función, ese agujerito es también la vía perfecta para verter un poco de lubricante y aflojar el mecanismo de cierre y apertura, ideal cuando el candado es viejo o notas que está atascado y no funciona bien.
¿Para qué son las ranuras del candado?
Otra curiosidad sobre candados que se puede destacar es que, al abrirlo, ves que en la parte inferior del arco hay dos ranuras, que serán los puntos en los que se bloquearán tanto el arco como el vástago de cierre. Estas ranuras se conocen como pestillos y no todos los candados tienen dos, algunos tienen únicamente uno.
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