Inma García y su novio cumplían su cuarto aniversario como pareja el pasado viernes 13 de marzo, precisamente el día en que Pedro Sánchez anunció el estado de alarma. Ella vive en Valencia, donde estudia Psicología, y él vive y trabaja desde hace mes y medio en Alicante. Como la semana del 16 de marzo iba a tener vacaciones en la universidad por las Fallas, el plan de García, de 24 años, era irse ya desde el viernes a pasar esos días con su novio, de 29. Con el anuncio del presidente del Gobierno, el plan se hizo inviable.
Al final él sí pasó el fin de semana en Valencia, donde está empadronado, pero ya no se plantearon verse. “Trabaja en un hospital y yo vivo con mis padres, que son de riesgo, no era buena idea”, explica Inma García a Verne por teléfono. Ahora él ha vuelto a Alicante y ya no saben cuándo se volverán a ver en persona.
La rapidez con la que cambió todo la semana pasada hizo que, aunque la cuarentena fuese más o menos esperada, pillase a mucha gente con el pie cambiado. Como Inma García y su novio, muchas parejas la están pasando cada uno en una casa distinta.
Óscar Rodríguez, de 37 años, y su novia, de 34, estaban medio dudando si pasar la cuarentena juntos —aún no se había declarado, pero era previsible— cuando llegó el decreto y decidió por ellos. Él está en Madrid y ella en Tres Cantos. Ambos viven en pisos compartidos, así que pasar estas semanas juntos tampoco era “muy viable”, dice Rodríguez, pero también admite que la sorpresa los podría haber pillado al revés. “Si justo este fin de semana yo hubiese ido por allí o ella hubiese venido a verme, a lo mejor la situación ahora sería otra”, cuenta el entrevistado.
Ahora les quedan por delante un número indeterminado de semanas en las que no podrán verse en persona, algo que puede poner a prueba a las parejas más fuertes. García confiesa que le da miedo “estar mal psicológicamente cuando todo acabe, que la relación no vuelva a la normalidad”.
“Bajo esta situación anómala se viven situaciones muy estresantes con altos niveles de ansiedad”, explica a Verne la psicóloga Mireya Larín Salazar, responsable del Área de Terapia de Pareja y Sexualidad de Psicotools. La separación es un reto añadido, por lo que es necesario centrarse mucho en la comunicación e intentar que esta sea “lo más eficaz, precisa y positiva posible”, indica la experta.
Uno de los aspectos más importantes es ser abierto, confiar a la pareja lo que se siente y “darnos tregua” si aparecen conflictos. Además, la experta puntualiza que hay que intentar que la distancia física no se convierta en distancia emocional, para lo que destaca la importancia del autocuidado. Tener un “equilibrio fisiológico, psicológico, social y emocional” como individuo repercutirá “positivamente” en la relación, indica Larín Salazar.
Sin embargo, ese equilibrio no es siempre fácil, especialmente si la situación de ambos miembros de la pareja es distinta. Inma García, la entrevistada cuyo aniversario coincidió con el anuncio del estado de alarma, sostiene que su vida ha dado un vuelco total porque ya no sale de casa, mientras que la de su novio, que aún va a trabajar, no ha cambiado tanto. “Cuando nos ponemos a hablar del día a día, de la rutina, él no llega a entender mi situación”, explica.
Comunicación sí, pero sin pasarse
Dar importancia a la comunicación no significa que haya que estar hablando todo el rato. Es necesario “oxigenar” la relación porque, si dedicamos toda nuestra comunicación social a nuestra pareja, señala Larín Salazar, pueden aparecer “la pereza, el cansancio y el hastío”. Por esta razón, recomienda un contacto diario, pero planificado. “Igual que en estas situaciones no podemos olvidar las rutinas de aseo, trabajo, amistades y ocio pese a estar en aislamiento, también hemos de planificar los contactos con nuestra pareja si esta está separada físicamente de nosotros”, asegura.
Eso es lo que hacen Mireia Cantero, de 23 años, y su pareja, Víctor, de 25. Viven a 10 minutos el uno del otro y estaban acostumbrados a verse prácticamente todos los días, pero ante la nueva situación es como si estuvieran a miles de kilómetros de distancia. Para comunicarse, tienen una especie de horario. “Algo así como que de tal a tal hora cada uno se dedica a su faena y después ya hacemos videollamada o lo que sea”, cuenta Cantero a Verne por teléfono. También se han aficionado a Netflix Party, una extensión para Chrome que permite a grupos de personas ver el mismo contenido a la vez en la plataforma de streaming y comentarlo a través de un chat.
Pero ponerse límites no es tan fácil, especialmente en estos primeros días. Aunque la mayoría de los entrevistados todavía no han notado demasiado cambio o un estrés especial sobre su vida de pareja, sí reconocen que buscan más el contacto (virtual).
Óscar Rodríguez cuenta que, si antes hablaban una vez al día y algo por WhatsApp, ahora aprovechan a la hora de la comida o en un descanso por la mañana. Y luego, sobre todo, por la noche. “Por ahora es más por el tema de la conmoción de todo lo que está pasando y el aislamiento en sí que la distancia que tengamos nosotros”, reflexiona el entrevistado. Él y su pareja no se solían ver mucho entre semana, así que aún no hay mucho cambio. “Supongo que cuando pasen uno, dos fines de semana sin que podamos vernos será un poco más difícil”, cuenta.
Ellos aún no han hecho videollamada, hablan por teléfono y Whatsapp, aunque Rodríguez admite que se lo plantearán porque la herramienta “da al menos la posibilidad de sentirse un poco más cerca”. Sí han sentido ya la necesidad de hacerlo Claudia Rodrigo, de 20 años, y su novio, Pablo, de 22, en Madrid y Zaragoza respectivamente. Ella, que dice que al menos tiene la ventaja de estar acostumbrada ya a una relación a distancia y saber que “hay vida más allá” de su novio, cuenta que normalmente no hacen videollamadas porque a ella no le gusta mucho, pero que ahora lo hacen todos los días. Además, han empezado a usar la consola Nintendo Switch, que permite jugar en línea o con sus amigos, al Pinturillo (una especie de Pictionary) para que el día se les haga “más ameno”.
El sexo pasa a un segundo plano
La cuarentena impone también en las parejas que la pasan por separado un efecto colateral: cómo gestionan su vida sexual. De momento, como llevan poco tiempo, cuentan que aún no han abordado el tema, aunque Óscar Rodríguez cree que “a lo mejor más adelante” sí que sale la conversación.
“En el sexo se piensa, claro”, admite Inma García, “pero depende de la importancia que le des”. La entrevistada dice que, al vivir separados, ellos ya se habían acostumbrado a apartar un poco el tema. Lo más complicado para ella es el nivel emocional: “No poder darle un abrazo, no tenerlo cerca como refugio”.
Claudia Rodrigo, la entrevistada que lleva más tiempo con una relación a distancia, coincide. Para ella, el sexo “no es lo más importante”. Es algo que “forma parte de una relación”, pero que apartas cuando “eres consciente de que no lo vas a ver”. Eso sí, cuando se produce el reencuentro, “lo coges con más ganas”. Por su parte, Mireia Cantero cuenta que lo han hablado, sí, y han decidido “que cada uno más o menos se vaya apañando por su lado”.
Incertidumbre y planes de futuro
La cuarentena ha hecho que todos tengan que aparcar o cancelar planes. Además del ya mencionado aniversario de Inma García y su novio, Óscar Rodríguez y su pareja tenían pensado hacer algún viaje una semana de estas (aunque aún no habían reservado nada). Mireia Cantero y su novio, por su parte, estaban buscando un local para montar juntos un despacho de abogados y ahora ya no sabe cuándo lo harán, si lo hacen.
Lo peor, coinciden todos, es la incertidumbre. “Estoy acostumbrada a no verle”, dice Claudia Rodrigo, “pero somos muy organizados y normalmente sabemos cuándo nos vamos a ver”. Inma García, que está en el último año de Psicología, saca consejos de sus estudios para sobrellevar la situación. “Es importante centrarse en el día a día” y no pensar demasiado en el futuro, “en la incertidumbre de cuánto va a durar” o en cómo afectarán estas semanas a la relación, relata.
Sin embargo, la mayoría de ellos sí habla del futuro, de ese momento que no saben cuándo llegará en el que puedan volver a verse. “¡Lo primero es que le voy a dar un abrazo de al menos diez minutos!”, exclama Cantero. Óscar Rodríguez cree que es algo que estamos haciendo todos al hablar con cualquier ser querido. “Creo que todos, cuando podamos retomar nuestra vida habitual, vamos a valorar cosas que a lo mejor antes eran rutinarias”, asegura. Cosas como una cena o ir a tomar una cerveza “pasarán a ser extraordinarias”.
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