Pasar o pasar, Athletic

Pasar o pasar, Athletic

Imposible obviar al escribir estas líneas, por más que haya pasado ya una semana, el bochorno de Girona, la imagen dada por un equipo que en teoría ambiciona clasificarse para Europa. Digo en teoría porque de su boca salen palabras indicativas de ambición, pero su rendimiento e imagen en el momento de la verdad parecen denotar desidia, desinterés y una falta de competitividad que restan credibilidad a cuanto transmiten. Y van muchas ya en esta generación de jugadores.

El mensaje trasladado y lo demostrado en el momento de la verdad en el campo, ante un rival netamente inferior y al que hay que ganar o al menos aparentar que se pone todo para ganar, no coinciden. Eso ocurrió en Montilivi. Por más que lo reciente sea una victoria en San Mamés, no olvidamos el mal trago. Pese a que saliésemos satisfechos del duelo contra el Valladolid, mantenemos fresca la imagen dada y falta de competitividad de un equipo al cual no se exige más que eso y al que no perdonamos que no lo dé.

Ante un conjunto pucelano recién ascendido, grata sorpresa hasta la fecha, un Athletic obligado a cambiar su pésima imagen. Sin un partido majestuoso al menos resultó solvente. El míster lanzó un claro mensaje con los cambios.

Mensaje que no se puede dar en sala de prensa, pero que quien lo quiere entender, lo entiende. Cambios importantes en el once inicial y visitantes inusuales del banquillo. Suplentes infrecuentes, no inmerecidos. Algunos lo merecen por rendimiento desde hace tiempo. Hasta que recuperen el tono.

Probó Txingurri, por fin, con un delantero centro en el puesto de delantero centro. Iñaki Williams, en tanto, a explotar sus muchas cualidades desde la banda aportando trabajo en ataque y solidaridad en defensa. En el ala contraria, con similar cometido, su hermano Nico. Los laterales cumplieron y las vías de agua desaparecieron.

Ovación para Guruzeta

Sumaron un Herrera que con partidos así comenzará a justificar su fichaje y un Sancet muy participativo que mejora adelantando su posición con Ander por detrás junto a Vesga. Ovación para quien logró reivindicarse como ariete, un acertado Gorka Guruzeta a quien pudiera haber relevado perfectamente Asier Villalibre. Innecesaria la pirueta de volver a la posición a Iñaki para minutos después dar entrada al de Gernika.

Como resultado, un Athletic que sin grandes destellos supo sacar adelante un partido que de no haberse ganado hubiese generado a estas alturas un sinfín de dudas. La forma de festejar una victoria de las catalogables como obligadas, excesiva. Viniendo de donde veníamos, de lo perpetrado en el pasado viernes Girona, cuando menos chirría. Para tanto jolgorio se requiere algo más.

Nivel de exigencia

De un tiempo a esta parte, el bajo nivel de exigencia en torno al equipo nos ofrece estampas contradictorias como la del final de partido del martes viniendo de Montilivi. Si exigimos tan poco, ¿cómo se van a autoexigir ellos? Una opinión. Sin más.

Y ahora, Copa. El último partido antes del parón de la Liga por la celebración del Mundial. Responsabilizados y obligados a pasar ronda en Alzira. No cabe otra. Si nada se tuerce, aquí en siete días.




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