Pedri anima a la España olímpica

Ceballos trata de dar un pase en el duelo ante Japón.
Ceballos trata de dar un pase en el duelo ante Japón.WEB RFEF

Es todavía esta España olímpica una selección de vuelta y vuelta, aún por hacer porque apenas disfrutó de diez días de concentración en Benidorm y de forma incompleta porque seis jugadores llegaron directamente desde la Eurocopa (Unai Simón, Eric García, Pau Torres, Dani Olmo, Pedri y Oyarzabal). Pero aunque le falten minutos y rodaje, es un equipo de toque y oficio, de ideas claras aunque todavía por afilar el remate. Así lo evidenció ante Japón (1-1) un equipo más hecho y rodado, poco ambicioso con el balón pero sensacional en las transiciones, en un amistoso antes de debutar el próximo jueves 22 ante Egipto en el primer partido de la fase de grupos de los Juegos. Y menos mal del inagotable Pedri, que llegó a tiempo para hacer jugar al equipo, para sellar un empate que es una buena advertencia para España, que deberá adaptarse al calor y la humedad antes de medirse a Egipto (22 julio), Australia (25) y Argentina (28) en la fase inicial de los Juegos Olímpicos. Siempre, claro, con el anhelo de repetir el laurel de Barcelona 1992, o también una plata como en Sidney 2000.

Con la preocupación de la dosificación de las cargas con los futbolistas que siguen en una temporada interminable, De la Fuente dio minutos y aire a otros que se suponen actores secundarios, exigidos a demostrar que pueden ser una alternativa en caso de apuro. Eso aclaró Rafa Mir, quizá menos virguero que otros pero una solución para los duelos encasquillados y ante defensas abigarradas. Así, ante la zaga ordenada de Japón, que se movía en bloque y aguardaba cerca del área, el robusto delantero pidió el esférico. Y, aunque le encontraban de uvas a peras, cuando entraba en juego se generaban huecos, también ocasiones. Como ese arrastre de Mir que sirvió para que Dani Olmo se la pusiera en carrera a Ceballos, que se quedó con las ganas ante la atinada salida del portero rival. O ese otro disparo de Asensio desde el balcón del área, un chut con rosca que no cogió la portería a tiempo. Incluso ese remate de Mir, que bajó el esférico y cargó la pierna en un pispás pero tampoco pudo con los guantes de Kosei.

Menos interés tenía Japón en retener la pelota sino que lo que le ocupaba era llegar al área rival sin adornos, coger el balón para atacar. Se expresaba con las contras, siempre con Kubo como trampolín y crupier para organizar cualquier abordaje. Si bien le costó al conjunto nipón descascarillar a España, pues se activaba nada más perder el balón y era generosa en el esfuerzo y el repliegue, bastó un quiebro de Kubo en el costado derecho y un centro de la muerte para la llegada de Doan, que le pegó de primeras y a la mismísima escuadra. Hasta entonces poco se sabía de Japón en el área opuesta, acaso un centro de Hatate que acabó por encima de la portería de Unai Simón.

De la Fuente decidió tirar de los cambios pero la propuesta fue igual en unos jugadores de nueva-vieja cuna, con gusto y querencia por la pelota, gobernadores del duelo a través del esférico hasta que se ensamblaron en el campo rival. Y fue Ceballos el que se sacó la chistera con un pase interior para Oyarzabal, ocasión malograda porque el defensa se entrometió en el remate. Igual de claro fue ese chut de Bryan Gil, exigido a hacerlo con la derecha y bien atajado por el portero. También entró al campo Pedri, escogido en el once de la Eurocopa, futbolista que da sentido al balón y al juego. Y se demostró que Pedri también es olímpico. De sus botas salieron los ataques con peligro de España, mal resuelta primero por Oyarzabal con un gatillazo en el área chica; bien festejada por un disparo de Puado que tocó en los pies de Soler antes del palo y la red. Suficiente para lograr el empate y para ver que a España le queda acoplar las piezas antes del estreno ante Egipto.

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