Al volver de un receso por Navidad, el presidente Pedro Castillo tenía varios asuntos por resolver. Llevaba varios días sin ministro de Educación y debía responder a la Fiscal general como testigo en una investigación por la injerencia del exsecretario del despacho presidencial en los ascensos militares. El mandatario tomó juramento la noche del martes al nuevo titular de Educación, Rosendo Serna, para reemplazar a Carlos Gallardo, censurado hace una semana por el Congreso. Con el nombramiento, Castillo ha querido mostrar un cambio significativo: sale del Gabinete un exdirigente magisterial —representativo del gremio que hizo campaña por el actual presidente y es una de las bases sociales del jefe de Estado— e ingresa un profesor, exdirector regional de Educación en Huánuco en tres periodos. En dicha región, el 65% de votos fue para el mandatario en la segunda vuelta de junio.
Desde que el presidente asumió, a final de julio, ha sido cuestionado por muchos motivos, entre ellos una docena de cambios en el Gabinete —algunos ministros fueron interpelados por el Congreso y corrían el riesgo de una censura si no renunciaban—. También, por un supuesto tráfico de influencias en que incurrió quien era su mano derecha, el anterior secretario general de la presidencia, Bruno Pacheco, y el exministro de Defensa, quienes enviaron mensajes por chat a jefes militares para interceder a favor de algunos coroneles en los ascensos en las fuerzas armadas. Incluso el mismo Castillo consultó con uno de los altos mandos respecto de un militar conocido en su entorno.
Las fuerzas de la oposición en el Parlamento promueven sacar del cargo a Castillo mediante la figura de la ‘vacancia por incapacidad moral permanente’, un mecanismo que requiere 87 votos en un legislativo de 130 miembros. El 9 de diciembre, el pleno del Congreso puso al voto la admisión a debate de una moción para vacar al jefe de Estado: para aprobarla eran necesarios 52 votos, pero hubo 76 en contra y 46 a favor. Los promotores de la ‘vacancia’ esperan otro momento en que haya más “ánimos” para reunir los votos, dijo al día siguiente el congresista Alejandro Muñante, del movimiento ultraderechista Renovación Popular.
También este diciembre, el Ejecutivo acusó otro golpe: la primera censura de un miembro del Gabinete. El ministro Gallardo no convenció al Parlamento al dar explicaciones sobre la filtración de algunas preguntas de un examen para nombramientos en la carrera docente. Sus críticos señalaban, además, que estaba más interesado en las reivindicaciones de uno de los dos gremios magisteriales y poco enfocado en los alumnos y el retorno a la educación presencial a partir de marzo.
Horas antes de la juramentación del nuevo ministro, el presidente se reunió con líderes políticos, entre ellos, congresistas de partidos aliados y de oposición. Si bien Castillo llegó al poder como candidato del partido de izquierda ortodoxa Perú Libre, fundado por Vladimir Cerrón, y nombró como primer ministro a Guido Bellido al empezar su mandato al hombre de confianza de Cerrón, desde octubre la facción cerronista del Parlamento le ha dado la espalda porque pidió la dimisión de Bellido.
Desde entonces, para el Ejecutivo ha sido más difícil tejer apoyos políticos, una labor que asumió la primera ministra Mirtha Vásquez, pero que en estos días está asumiendo en persona el propio Castillo. El nuevo ministro Serna, es un funcionario con una larga carrera en educación en la región Huánuco. En esa región, el 65% de votos fue para el actual presidente en la segunda vuelta de junio.
Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete
Entre fiscales y políticos
El martes de esta semana, el presidente respondió 40 preguntas de un fiscal supremo adjunto y del procurador general acerca de las conversaciones de su exasesor y del ex alto jefe del Ejército. Castillo declaró como testigo en dicho expediente que investiga la injerencia irregular. La diligencia le correspondía a la fiscal general —por ley es la única que puede investigar al mandatario— pero había sido internada de emergencia en una clínica.
El mismo día, el presidente empezó una ronda de diálogos que continúa este miércoles por la noche. Entre otros, se ha reunido con el congresista Bellido; la excandidata presidencial de izquierda moderada, Verónika Mendoza; y la presidenta del Partido Magisterial, Mery Coila. Dicho grupo político es una de las bases sociales de Castillo tiene pendiente la inscripción y está integrado por los docentes que participaron en la huelga de 2017, en la que fue protagonista el actual mandatario peruano.
El presidente ha viajado este miércoles a Chota, en Cajamarca (su región natal), para reunirse con autoridades provinciales y locales, y participar en una ceremonia por el aniversario número 45 de las rondas campesinas, organizaciones de vigilancia y sanción de delitos en zonas rurales, a las que él perteneció. Al volver de allí, seguirá en su búsqueda de consensos con los partidos representados en el Congreso para buscar soluciones a “la reactivación económica, nuevas medidas sanitarias y el retorno a las clases presenciales”, tuiteó Castillo desde Chota.
Sigue toda la información internacional en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal.