Peluqueros, cocineros y comerciantes, así sobreviven migrantes venezolanos varados en Tapanatepec, Oaxaca

Peluqueros, cocineros y comerciantes, así sobreviven migrantes venezolanos varados en Tapanatepec, Oaxaca

Tapanatepec, Oax.- ¡Pasen y compren tizana, es rico y refresca para el calor!, grita Omar Fernández, migrante venezolano que vende esta bebida típica de su país, para juntar 2 mil 500 pesos, que es el pasaje que le cobran de Tapanatepec a Tijuana, Baja California.

“Yo me gradué para defender a mi país, a mi patria, no para obedecer a un político”, dijo Omar, a quien aún no le entregan el Formato Migratorio Múltiple que solicitó el pasado jueves en el campamento móvil que instaló el Instituto Nacional de Migración (INM) en Tapanatepec desde el 5 de agosto.

Este municipio istmeño, de acuerdo con la autoridad local que encabeza Humberto López Parrazales, recibe al día por camión, taxis o caminando entre 3 mil y 3 mil 500 migrantes, mientras que mil 500 se van en busca del sueño americano.

La preocupación de la comunidad migrante de Venezuela, quienes ocupan el 80 por ciento de la población en Tapanatepec, es el programa migratorio anunciado por Estados Unidos, pues aseguran que es imposible alcanzar a pagar un pasaporte y boletos de avión.

En esta travesía, Omar conoció a Lizbeth del Valle Yáñez, estilista que por falta de empleo también dejó Venezuela.

“Decidimos poner nuestro negocio de aguas frescas y mira, acá estamos vendiendo, es una bebida tradicional de allá que es muy refrescante, lleva varias frutas como melón, sandía, piña, plátano cortadas en pedazos y mezcladas con jugo de naranja, y se le pone un chorrito de leche condensada, es deliciosa”, explica Lizbeth.

Además de vender bebidas y comidas como la empanada venezolana, que lleva salsa de ajo, los migrantes también se han empleado en la peluquería.

En los patios de las casas que rentan por horas y días para descansar montan sus barberías nómadas.

Nosotros les damos empanadas venezolanas y ellos nos dan tlayudas oaxaqueñas, tacos y garnachas, ya aprendimos a comer estos alimentos típicos”.

-¿A cuánto el corte?-, le preguntamos a un migrante.

-Depende del modelo, a veces a 80 y otras a 10 pesos.

Ángel tiene 25 años, viaja solo con su herramienta de trabajo, que son sus tijeras y su máquina para cortar el pelo.

“Mientras espero que me den mi permiso para circular en México, pues me pongo a cortar, ya me hice de mis clientes”.

Las mujeres andan con sus bebés y menores de edad de un lado a otro mientras esperan su permiso.

La inconformidad generalizada es el tiempo de validez del permiso migratorio, el cual durante agosto y septiembre era de 14 días y válido para todo México, y desde octubre es por 7 días y únicamente abarca territorio oaxaqueño.

Las personas migrantes son de varias edades, desde bebés con algunos meses de nacidos hasta mujeres y hombres mayores de 60 años, y muchos tienen una carrera cursada, los hay médicos, contadores, antropólogos y también obreros, estilistas, cocineras, chef y un sinfín de historias. Lo único que le piden a México es que les permita llegar a Estados Unidos.


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