Solo mide 1 metro y 59 centímetros y tiene una cara de crío que no puede esconder. Pero no se dejen llevar por su aspecto ni por el hecho de que sea el más bajito de la parrilla. En sus manos tiene calidad, desparpajo y mucha ambición. Solo hace falta ver sus declaraciones de hace un mes, antes de probarse encima de su primer Fórmula 1. “Simplemente, quiero vencer a los demás pilotos y también quiero convertirme en el primer piloto japonés en ganar una carrera de Fórmula 1”. Así, sin tapujos se presentaba ante el mundo Yuki Tsunoda (11 de mayo de 2000, Kanagawa, Japón), que este curso es uno de los 3 ‘rookies’ de la parrilla de Fórmula 1 junto a los dos pilotos de Haas, Mick Schumacher y Nikita Mazepin. Al volante de un AlphaTauri que se presupone una máquina con la que podrá batallar por liderar la zona media, el nipón se antoja como una de las grandes sorpresas del campeonato. Red Bull y Honda, sus valedores, tienen muchas esperanzas puestas en un chaval que con en la Fórmula 4 japonesa se ganó el apodo de ‘pequeño monstruo’.
El piloto de Kanagawa se subió por primera vez a un kart con 4 años. Su padre le dijo entonces que escogiera entra los coches y las motos. No tuvo dudas. Las cuatro ruedas eran su pasión y empezó a competir en el kárting, una época que tuvo que alargar más que los pilotos europeos. En Japón tenía que esperar hasta los 16 para subirse a un monoplaza. En toda aquella espera, su padre le acompañó como mecánico y le marcó su estilo de conducción, enseñándole cómo frenar al entrar en curva para acelerar antes que sus rivales. Aquello le hizo brillar y aún hoy día se guía por esas sabias palabras.
En su debut en monoplazas, en la F4 japonesa, fue segundo en su primera carrera. Algo había en aquel chico que llamaría la atención de Honda, su gran apoyo desde aquella época hasta hoy. En 2018, en su segunda campaña al completo en dicha categoría, se impuso con superioridad, algo que hizo que Red Bull también se fijara en él.
Test clave con Red Bull al todo o nada
Antes, tocaba una prueba clave, al todo o nada, ante los ojos de Helmut Marko, asesor del equipo de las bebidas energéticas, en Hungaroring, un trazado desconocido para él. Un error ante el austriaco le dejaría fuera.
“Esa prueba es uno de los momentos más importantes de mi vida. Si hubiera ido mal, no estaría donde estoy ahora, probablemente todavía estaría en Japón”, recordaba el pasado año Yuki. Lo bordó. Red Bull decidió darle cobijo bajo su paraguas, pero debía rendir en su programa de jóvenes talentos, una auténtica trituradora de futuras joyas o el gran puente hacia la gloria.
Ahí, su vida daría un giro radical. Tenía que verse obligado a dar el salto a Europa y salir del ecosistema único de carreras que tiene Japón. Suponía además una novedad absoluta en su vida. Llegaba al viejo continente ante pilotos que se sabían de memoria las pistas para debutar en la Eurofórmula Open y dar el salto a la FIA Fórmula 3. Tuvo que mudarse a Suiza, casi sin saber inglés, y empezar a saber lo que era echar de menos su querido Sushi, una de sus pasiones. “No fue fácil venir desde Japón. Luché con la comida cuando me mudé por primera vez. La comida japonesa para mí es demasiado buena, y cuando vine a Europa, no era lo mismo. No soy un gran fan de la comida inglesa, me gusta el ‘fish and chips’, me encanta la italiana y española, el jamón y el prosciutto, pero para mí, la comida japonesa es la mejor. En las redes sociales siempre veo fotos de ramen y sushi y me frustra un poco no poder comerlo”, decía el pasado año a la web de la F2.
El fallecimiento de Hubert, punto de inflexión
Sus resultados iniciales en la Fórmula 3 no fueron brillantes, pero algo le hizo cambiar el ‘chip’. “Spa (2019) fue un verdadero punto de inflexión para mí en 2019. Perdimos trágicamente a Anthoine Hubert ese fin de semana y jugó un papel en mis resultados después. Aprendí de él y corrí para él y en la Carrera 2, el día después de su accidente, subí al podio por primera vez esa temporada”, comentó. A partir de ahí, empezó a mostrar su talento. El pequeño monstruo comenzó a agrandarse.
Marko le dijo que si no quedaba quinto volvería a Japón
En teoría, debía quedarse otro año más en la F3 para seguir aprendiendo. De hecho, ni el propio Tsunoda creía que le ascenderían. Pero el cambio de neumáticos de la Fórmula 2, con el incremento de igualdad que supondría ello entre pilotos experimentados y ‘rookies’ en la clase de plata, hizo que Red Bull se decidiera por meterlo de lleno en la antesala de la F1. Eso sí, lo hizo, como siempre, ejerciendo una enorme presión de inicio a su joven pupilo: “Recibí información de Helmut de que tenía que hacerlo bien y que tendría que ser quinto para obtener una Superlicencia. Helmut dijo que si era quinto, me clasificaría para pilotar en la Fórmula 1, pero si no lo era, tendría que volver a pilotar en Japón”. De nuevo, suero o champán, política de empresa impuesta por Marko y Horner y que ha logrado quemar a muchos jóvenes. No a Yuki, ya que otra vez, el atrevido piloto volvió a exhibir su temple ante la enorme presión de Red Bull.
En su primer curso fue el ‘rookie’ del año, sorprendió a propios y extraños con una enorme agresividad, talento, calma y grandes resultados, con un podio en su tercera carrera y terminando el año con 3 triunfos y 4 podios que le valieron una enorme tercera posición en el campeonato. Había nacido una estrella.
No quiere ser un piloto japonés más
Ahora, llega su gran oportunidad de hacer historia para Japón, después de múltiples talentos que no lograron destacar como se esperaba. Sus últimos compatriotas en el ‘Gran Circo’ son Kobayashi, Nakajima o Takuma Sato, estos dos últimos, autores de un podio cada uno, dos de los tres que tiene Japón en la F1 junto al logrado por Aguri Suzuki en los 90 . Todos ellos, son ahora más recordados por su agresividad que por sus resultados. Yuki no quiere ser uno más. Tiene mucho hambre y quiere saborear el champán del podio con sushi en los próximos cursos. Y es que como bien dice Yuki, “el sushi sabe diferente cuando celebras. Si pasas un buen año y comes sushi, tiene un sabor normal. Si recibe buenas noticias y come sushi, es un sabor diferente, incluso si es el mismo sushi”. Este enamorado de los videojuegos, apasionado al PES y a los juegos de disparos, no lo es sin embargo de aquellos de carreras. Para él, pilotar es algo solo reservado para la realidad.
Luchará contra su ídolo Fernando Alonso
De momento, en sus
primeros test oficiales de F1 en Bahrein terminó con el segundo mejor crono
y dejando grandes sensaciones. Quiere triunfar en una parrilla en la que compartirá pista precisamente con dos de sus ídolos.
“Me encantará luchar contra Fernando Alonso, Max Verstappen y Lewis Hamilton, aunque especialmente contra Alonso y Hamilton. Recuerdo cuando los vi competir en Fuji cuando tenía siete u ocho años. Estoy muy contento de poder luchar contra ellos ahora. La verdad es que únicamente me planteé de manera más seria la Fórmula 1 cuando comencé a competir en la F3. Hasta ese momento, solo pensaba en dar pequeños pasos, ya que la F1 siempre me parecía un sueño demasiado lejano”, apuntó Yuki, que este curso debería estar en plena pelea por la zona media, en la que estará su ídolo Alonso con Alpine. Ahora, aquel sueño inimaginable es toda una realidad. Tsunoda va a por todas. Recuerden: No se dejen engañar por su físico. Es pequeño pero matón.
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