La izquierda ha logrado este domingo una votación masiva gracias al tirón de Gustavo Petro, el favorito a ser el próximo presidente de Colombia, y a la solidez de la medioambientalista Francia Márquez entre el progresismo. El Pacto Histórico, como se llama esta coalición, ha recibido el doble de votos que la derecha y casi el triple que el centro. El exguerrillero del M-19 cumplió con los pronósticos y camina con paso firme a la votación de la primera vuelta. “Hemos logrado el mejor resultado del progresismo en la historia de Colombia”, dijo Petro, eufórico.
Con estos datos en la mano no resulta descabellado que Petro logre vencer en la primera vuelta, sin necesidad de una segunda. Para eso necesita una mayoría absoluta, la mitad más uno. Hasta ahora solo lo ha conseguido un candidato en la historia moderna de Colombia, Álvaro Uribe en 2006. Posiblemente, esa sea su mejor oportunidad, la línea más recta, de llegar al Palacio de Nariño, la residencia presidencial. La segunda vuelta puede ser una trampa para sus intereses. El exalcalde de Bogotá atrae con el mismo magnetismo a seguidores y detractores. La ronda final podría convertirse en un todos contra Petro.
Sus números, a día de hoy, son apabullantes. Recibió el 80% de los votos de su coalición, algo esperado, pero quedaba por ver si el dato absoluto de votos iba a ser bueno. Lo es. Acumuló cuatro millones de votos (90% escrutado), 1,2 millones más que en la consulta de 2018. A solo 800.000 de los que tuvo en primera vuelta contra Iván Duque, que acabó derrotándolo. La baja popularidad de Duque como presidente, la pérdida de brillo del uribismo y el descontento social que quedó reflejado en las protestas del año pasado han consolidado su perfil de presidenciable.
La gran duda de la izquierda es si Petro contará con Márquez como fórmula presidencial. Eso significa que llegado el momento sería su vicepresidenta. Márquez viene de las entrañas de la Colombia rural. En 2014 lideró una movilización de mujeres negras en el Cauca, uno de los territorios más golpeados por el conflicto armado. Denunció que la minería ilegal envenenaba los ríos y destruía los bosques, el tipo de activismo que te suele costar la vida en ese lugar. Esa valentía la llevó a ganar el Goldman Environmental Prize, el Nobel del medioambiente.
La tentación de Petro, según los analistas, es aliarse con algún personaje con más poder dentro de la política tradicional que le asegure la victoria. Sumarse a la coalición suponía aceptar que el segundo más votado sería la fórmula, pero eso no asegura nada. Petro ha sido ambiguo al respecto. De hecho, algunos votantes de Petro en primera vuelta aseguraban que iban a votar a Márquez para empoderarla y obligar al ganador a tenerla en su equipo. Márquez representa la negritud, las minorías, el regionalismo en un país excesivamente capitalista y el feminismo.
Petro tendrá ahora que hacer campaña frente a Sergio Fajardo, ganador de la consulta del centro, y Federico Gutiérrez, Fico, vencedor de la derecha. Fajardo obtuvo unos números muy discretos, la prueba de que esa coalición fragmentada y finalmente enfrentada no ha funcionado. Incluso Ingrid Betancourt, que perteneció a ella y se salió, le puede quitar votos como candidata independiente.
Fico (Medellín, 47 años) ocupará el lugar exacto de Duque hace cuatro años. Entonces se enfrentaron Duque, Petro y Fajardo. Ahora Fico, Petro y Fajardo. A su favor, la inercia conservadora que ha hecho que el uribismo y sus derivados hayan gobernado en Colombia en las dos últimas décadas. En contra, el desgaste que eso conlleva. Petro, en cambio, representa para muchos un cambio de ciclo.
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