Piers Morgan, de 56 años, es uno de los rostros más conocidos de la televisión británica y una de las voces que crea opinión. Desde hace años actúa como el azote de muchos famosos entre ellos Meghan Markle, contra la que inició una fuerte oposición tras su llegada en 2018 a la familia real británica. La entrevista que la duquesa de Sussex ofreció el pasado domingo ha enfurecido de tal manera al periodista que ha disparado sus comentarios contra ella, tanto que algunos de sus habituales seguidores han elevado protestas a la cadena ITV. Más de 41.000 personas se han quejado de sus comentarios sobre Markle. Visiblemente furioso por lo sucedido, Morgan abandonó el plató del matinal de la cadena ITV Good Morning Britain que presentaba desde 2015 tras comenzar su carrera en periódicos sensacionalistas como The Sun, News of The World y The Daily Mirror. Que su decisión es algo más que un arrebato quedó claro en las siguientes horas cuando tuiteó que no cree ninguna de las afirmaciones realizadas por Meghan Markle a Oprah Winfrey y se atrevió a llamar a la esposa de Enrique de Inglaterra “Princesa Pinocho”. “El lunes dije que no creía a Meghan Markle en su entrevista de Oprah. He tenido tiempo de reflexionar sobre esta opinión y todavía no lo hago. Si lo hizo, está bien. La libertad de expresión es una colina en la que estoy feliz de morir. Gracias por todo el amor y el odio. Me voy a dedicar más tiempo a mis opiniones “, dijo a sus 7,8 millones de seguidores en Twitter. También compartió una cita del primer ministro de Gran Bretaña, Winston Churchill, que decía: “La idea de la libertad de expresión de algunas personas es que son libres de decir lo que quieran, pero si alguien más responde, es un ultraje”.
La oposición de Morgan contra Markle viene de lejos. En una columna en el MailOnline, el periodista censuró su afán “autopromocional” tras considerarse “bombardeado” por el vídeo que los Sussex colgaron en su cuenta de Instagram el día de su primer aniversario de boda. Morgan también ha criticado de Markle el nombre de su hijo, Archie Harrison (el segundo le parece “bobo”); la ha exhortado a perdonar a su “pobre” padre, Thomas Markle; no aprueba cómo han protegido su intimidad durante el embarazo de Meghan (“parte del trato de ser un príncipe es que compartes tus asuntos de familia con el público a cambio de los palacios, sirvientes y lujos sin fin que van con el título”); y no se cree la labor activista de Enrique en asuntos como el cambio climático o la salud mental. “Quítate el falso halo, Enrique, no te queda bien”, ha dicho, mordaz. “Solo quiere ser más y más importante”, ha asegurado el presentador sobre la duquesa. “Ahora está donde siempre ha querido: está casada y su príncipe y ella son los mejores amigos de los Clooney y de Michelle Obama. Y mientras, su pobre y arruinado padre está solo y enfermo en México”. El presentador también la ha comparado con su cuñada, Kate Middleton, asegurando que esta es “más hogareña” y “amable”.
Pero no siempre fue así el periodista con la duquesa. En noviembre de 2016, escribía esto en la columna que hoy usa para atacarla: “No me sorprende que se haya enamorado de ella, o que esté protegiendo tan ferozmente su relación. Enrique, ignora toda la basura venenosa que lees o escuchas sobre ella. Meghan Markle es la princesa perfecta”.
El origen de su actual inquina hay que buscarlo en la breve amistad que mantuvieron hace años. Morgan y Markle, según ha contado él, se conocieron en 2015 a través de Twitter y durante más de un año intercambiaron correos electrónicos y mensajes. En una visita de la actriz a Londres quedaron a tomar algo en un pub, y charlaron de todo tipo de temas; desde Donald Trump a la infancia de ella. Pero Markle conoció a Enrique en ese mismo viaje, y el resto es historia. Para el periodista, la actual duquesa mutó de “princesa perfecta” a “arribista despiadada” cuando nunca lo volvió a llamar: “Ha pasado la mayor parte de los últimos 20 años haciéndose amigo de gente y, cuando ya no le sirven para nada, los borra de su vida con un ‘adiós, perdedor’. Lo sé porque yo fui uno de ellos”.
Pero las campañas contra personajes famosos no se acaban con Markle. Los duques de Cambridge tampoco se libraron de su látigo debido a las imágenes que compartieron de un día con sus hijos en la exposición floral en los jardines de Chelsea. “El mensaje de las fotos era claro: ‘¡Somos unos padres geniales, pero también somos una pareja estupenda!”, escribió con ironía sobre Guillermo de Inglaterra y Kate Middleton.
También la ha emprendido Morgan en el pasado con la desnudez en mujeres que se declaran feministas, algo que le suele hacer saltar como un resorte: se ha ofrecido a comprarles ropa a Emily Ratajkowski y Kim Kardashian, mientras que a Susan Sarandon y Emma Watson les ha afeado que lucieran escote. A Lady Gaga le rebatió que haber sido violada le hubiera provocado trastorno de estrés postraumático y a Daniel Craig lo llamó “Bond emasculado” por llevar a su bebé en un fular (Chris Evans llegó a responderle: “Realmente tienes que estar muy inseguro de tu propia masculinidad para preocuparte sobre cómo otro hombre lleva a su hijo”). También ha lanzado diatribas contra Madonna, J.K. Rowling, los Beckham… Algunos dan la callada por respuesta, pero otros entran al trapo, y en esa categoría se ubica la llamada “reina del zasca”, Chrissy Teigen.
Lo que está por ver es cómo la millonaria audiencia de Good Morning Britain se ve afectada por la marcha de Morgan y si esta resulta definitiva. Rey del espectáculo todo podría deberse a una cuidada puesta en escena ya que resulta difícil pensar que el azote de Markle quiera estar ausente en un momento en que su figura es motivo de debate mundial.
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