Caso de que finalmente se acabe reanudando LaLiga, extremo que sigue en el aire, hasta final de año, salvo sorpresa, los partidos se jugarán a puerta cerrada. Y cuando los aficionados vuelven a acceder a un campo de fútbol, muchas cosas habrán cambiado y ya nada será como antes de la pandemia del coronavirus.
Las medidas de seguridad e higiene para evitar contagios se extremarán para evitar que un estadio de fútbol se convierta en un bomba de relojería. Y curiosamente, el Espanyol lleva ventaja al resto de equipos de LaLiga a la hora de estudiar medidas para evitar aglomeraciones de aficionados en espacios reducidos y contactos innecesarios.
El Espanyol es un pionero pues antes de la pandemia ya habilitó una herramienta para minimizar los contactos de los aficionados dentro del estadio. A finales de febrero, desde la entidad se anunció que se ponía en marcha una aplicación para el móvil que se fundamentaba en varias novedades para los socios en el campo.
Los aficionados podían acceder al RCDE Stadium sin la entrada física o ceder el carnet entre socios. Además, en el estadio se podría encargar y pagar comida y bebida desde la butaca y también se podía realizar compras en la tienda del club, sin necesidad de personarse. De hecho se podía seleccionar la hora de recogida de todos los productos para saltarse colas y concentraciones.
Sin duda estas medidas, junto a otras similares, serán el pan de cada día cuando los hinchas puedan volver a Cornellà-El Prat. El Espanyol es ‘pionero’ de una logística que mandará en el fútbol cuando la pelota vuelva a rodar.
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