Podrían salir estas manchas en tu lechuga: ¿debes tirarla?

La Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la ingesta de tres piezas de fruta y dos piezas de verdura al día para el correcto funcionamiento del organismo. La lechuga es uno de los alimentos más beneficiosos y versátiles.

Está disponible durante todo el año y, según la Fundación Española de Nutrición (FEN), aporta tan sólo 17 kilocalorías por cada 100 gramos ya que se compone en más de un 95% de agua. Ahora bien, a la hora de consumir la lechuga, debemos prestar especial atención a su aspecto, y fijarnos en si tiene manchas rojas en la superficie.

¿Qué son las manchas rojas en la lechuga?

Lo primero a tener en cuenta es que la lechuga siempre tiene unas zonas más verdes y otras más blanquecinas. Esto es algo completamente normal. Además, a veces podemos encontrar pequeñas manchas, e incluso áreas, de color marrón o rojizo. Por lo general, son más fáciles de observar en las zonas blanquecinas.

Suelen hacernos desconfiar y pensar que debemos tirar la lechuga a la basura, pero no hay razón para ello. Según ha publicado recientemente ‘Reader’s Digest’, los cocineros profesionales han bautizado a estas áreas como óxido. Además, explican por qué aparecen: se debe al exceso de humedad durante el almacenamiento de la lechuga.

Sin lugar a dudas, conseguir el nivel de humedad adecuado es lo más complicado a la hora de conservar la lechuga en buen estado. Y es que, si le falta humedad, termina secándose. Pero, si la humedad es excesiva, la lechuga se estropea en cuestión de unos pocos días.

En el supermercado podemos encontrar lechugas con manchas rojas, sobre todo en el corte del tallo. Esto quiere decir que, antes de llegar a la tienda, han estado en un ambiente con unos niveles de humedad excesivos. la hidratación genera un aumento en la producción de gas etileno, lo que provoca que algunas partes de la verdura se vuelvan de color marrón o rojizo.

Consejos de conservación

Los expertos recomiendan almacenar la lechuga envolviéndola con un papel humedecido. Esto permite que se absorba el exceso de agua sin que las hojas lleguen a secarse. De esta manera, podemos conseguir que mantenga su sabor y su textura intactos durante unos días.

Las manchas rojas no son razón para desechar la lechuga, aunque siempre podemos cortar las hojas que las tienen y aprovechar el resto. Ahora bien, si observamos que la textura de las hojas es viscosa, sí que hay que desecharlas.


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