No todos los días uno puede vivir la experiencia de subirse en un coche del Dakar, y menos de copiloto con el campeón Nasser Al-Attiyah y el piloto catalán Isidre Esteve, en una jornada casi ‘dakariana’ organizada por Toyota España. MD fue uno de los pocos privilegiados que tuvo la ocasión de charlar y, sobre todo, subirse con los dos pilotos del Team Toyota para ‘volar’ por el circuito de tierra en el Nasser Racing Camp, ubicado en la pequeña localidad de Castellfollit del Boix.
A unos 70 kilómetros de Barcelona, muy cercano a la localidad de Igualada, se encuentra el Nasser Racing Camp, el centro de operaciones de Nasser Al-Attiyah, quien pasa buena parte del año en este lugar rodeado por 200 hectáreas de bosque propio y por su espectacular Masia del siglo XVIII que adquirió en el año 2018.
La espectacular masía del siglo XVIII de Nasser
Si Valentino Rossi disfruta de su popular rancho cercano a Tavullia (Italia), -llamado VR46 Motor Ranch- en donde invita a amigos y pilotos para vivir jornadas de velocidad y desconexión, Nasser Al-Attiyah hace lo propio en la pequeñísima localidad de Castellfollit del Boix, de poco más de 400 habitantes, en donde dice sentirse como en “casa”.
“Tengo mucho apoyo en esta región”, reconocía el qatarí sobre los lugareños de la zona a la vez que daba la bienvenida a los periodistas citados en el Nasser Racing Camp. De hecho, dice sentirse “feliz” en un lugar con un paisaje espectacular como también opuesto al del país de procedencia del piloto arábico. Un entorno natural en, donde cada vez más, decide pasar más tiempo antes de encarar una temporada enfocada a lo que mejor se le da hacer: pilotar.
Cinturón bien apretado y un profundo suspiro
Sin casi darnos cuenta, y con la emoción de un niño pequeño que desea subirse a la montaña rusa, Nasser Al-Attiyah y Isidre Esteve nos abrían las puertas de sus respectivos Hilux para mostrar las virtudes y bondades de sus coches a toda mecha. Si, literal. Porque, aunque en una jornada sin presión, ambos carreristas nunca olvidan lo que son, pilotos, y su instinto les hace pisar el acelerador hasta el fondo. Ni con periodistas a su lado, que poco acostumbrados están a montarse a vehículos de más de 400 cv, reprimen su velocidad innata.
El Hilux T1 de Isidre Esteve
Seis vueltas, más que suficientes, fue el total de giros que ambos pilotos nos dieron por el trazado polvoriento, y bajo un cielo raso y sol predominante. Primero, a bordo del Hilux T1 junto a Isidre Esteve, un vehículo que le ha permitido acabar en una más que meritoria 27 posición en la reciente edición del Dakar. Ciertamente, el Hilux T1 no impresiona tanto como su ‘hermano mayor’ por su tamaño, algo más pequeño, pero no es un coche cualquiera. Un coche más ‘simple’, sí, aunque con una suspensión que lo soporta prácticamente todo y, sobre todo, con una tracción y agarre sencillamente de otro mundo. Ni qué decir de la destreza de Esteve, que impresiona al verle controlar absolutamente todo con el volante: acelerador, freno, cambio, dirección..
Ya con el Toyota Hilux T1+, el reto fue mucho mayor. De primeras, da respeto, ya solamente en lo visual. Su anchura, algo más de 2,2 metros, llantas y suspensión le abalan. Bajo su capó guarda lo que realmente es la joya de la corona: un V6 biturbo que proporciona más de 400 cv.
Nasser Al-Attiyah pilotando el Toyota Hilux
Nasser Al-Attiyah, caracterizado por su trato cercano, instantes antes de que le dieran el okey para iniciar la marcha en un circuito de 1,4 kilómetros de largo, esboza una sonrisa: “¿Bien?”, nos pregunta. Pulgar en alto, un suspiro y apretando los dientes, encaramos un trazado de tierra y desniveles, que dejaron sin aire a los valientes que tomaron el testigo minutos antes.
El Toyota Hilux T1+ de Nasser en plena acción
Es más, no todos pudieron aguantar la experiencia vivida dentro de la cabina de los Toyota Hilux de Al-Attiyah y Esteve. De hecho, un par de ellos terminaron indispuestos tras bajar de los coches, tal y como nos admitieron los de Toyota.
Nasser y Esteve, sobre todo amigos
A los dos pilotos les une, más allá de formar parte de la marca Toyota, una estrecha amistad que se manifiesta en un trabajo cercano que les beneficia, y en la que la compañía nipona está encantada. “Lo primero es que somos amigos”, explicaba Nasser Al-Attiyah en su enclave especial de Castellfollit del Boix.
Isidre Esteve y Nasser Al-Attiyah en Castellfollit del Boix
Aunque, lo cierto, es que Isidre Esteve busca dar un salto cualitativo y cambiar su T1 por un T1+, y así tener la opción de sumar una mejor posición en la siguiente edición del Dakar. Una posibilidad, pero no una obsesión. Hasta entonces, los dos competirán en distintas pruebas con el objetivo de prepararse para una nueva temporada.