¿Por qué el edulcorante no nos satisface como el azúcar?

Engañar al cuerpo es difícil: cuando, por ejemplo, intentamos saciar el antojo de azúcares sustituyéndolos por edulcorantes, él se da cuenta y no se deja burlar. Este mecanismo se conoce desde hace décadas, sin embargo hasta hoy no estaba claro cómo nuestro organismo revelaba el engaño. Descubramos en la siguientes líneas por qué el edulcorante no nos satisface como el azúcar.

El edulcorante no satisface como el azúcar

La respuesta de porqué el edulcorante no nos satisface de la misma manera que el azúcar se descubrió a raíz de un estudio realizado por un equipo de la Universidad de Duke (EE.UU.) en el que se investigó lo que sucede en el intestino a nivel molecular. El hallazgo de los investigadores fue que hay un grupo particular de células que desencadena dos respuestas neuronales diferentes basadas en la sustancia detectada: azúcar o edulcorante.

Células en alerta

Estudios anteriores habían demostrado que en el intestino existen células conectadas directamente a las neuronas (y por tanto al cerebro ), similares a las que detectan el gusto y el olfato. Se trata de células sensibles que reciben el nombre de neurópodos, las cuáles son células epiteliales sensoriales intestinales con la misión de transmitir información al cerebro unos milisegundos después de detectar la presencia de azúcar . Los investigadores explicaron en su estudio que al ingerir azúcar, dichas células intestinales se estimulan y comienzan a liberar  glutamato ( uno de los neurotransmisores más importantes de nuestro sistema nervioso, Ed ) que acaba por activar  activan el nervio vago.

Distintos estímulos

Sobre la base de este conocimiento, los investigadores de la Universidad de Duke han investigado el asunto más a fondo, tratando de entender de qué modo los neurópodos pueden distinguir entre el azúcar y los edulcorantes. Para ello, inyectaron estas dos sustancias directamente en el intestino de ratones anestesiados y analizaron su respuesta.

Los resultados mostraron que los neurópodos detectan la presencia de azúcar a través del transportador SGLT1 , que los estimula a liberar glutamato que a su vez activa el nervio vago, encargado de enviar señales de gratificación al cerebro (y por ello nos sentimos satisfechos después de tomar azúcar); por el contrario, cuando el edulcorante entra en contacto con los neurópodos, las células liberan ATP (trifosfato de adenosina), un neurotransmisor que activa una zona distinta de la vía intestino-cerebro (y no nos deja satisfechos).

Engañar al cerebro 

Según los expertos, saber esto podría ser útil en el futuro para cambiar la forma en que comemos. De hecho se podría investigar la creación de un edulcorante sin calorías que pueda estimular el transportador SGLT1, de manera que se pueda engañar al cerebro para que crea que estamos ingiriendo alimentos calóricos.


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