Cuando pensamos en nuestra rutina de belleza diaria, comprendemos que hay que utilizar una crema para cada zona del cuerpo: rostro, manos, pies… Pero, ¿por qué? Lo cierto es que cada área tiene unas necesidades concretas.
Rostro
Las cremas faciales está específicamente formuladas para humectar, hidratar, proteger y proporcionar elasticidad a los tejidos. Estas son las cuatro funciones básicas de cualquier crema para la cara. Además, en función de las necesidades de nuestro rostro podemos encontrar productos antienvejecimiento, antiacné…
El contorno de ojos requiere un tratamiento especial ya que la piel es muy fina. Así que también debemos hacernos con un buen contorno de ojos para el día y para la noche.
Cuerpo
Por lo general, las cremas corporales son las más diversas de todas ya que además de adaptarse al tipo de piel también cubren necesidades concretas: reafirmar, exfoliar, atenuar manchas, tonificar…
Manos
En cuanto a las manos, las cremas hidratan y protege. La hidratación debe ser profunda, sobre todo en invierno y en verano, y la fórmula tiene que ser absorbida rápidamente, sin dejar un sólo residuo, formando una especie de película transparente.
Pies
Y, por último, aunque por lo general los pies son la zona del cuerpo a la que menos atención se le presta, son muy importantes. Hay que cuidarlos a diario, con cremas de pies para evitar las grietas en los talones y las callosidades.
Estas cremas deben contener un compuesto conocido como úrea. Hidratan fortalecen la barrera lipídica natural de la piel y favorecen el proceso de curación de las grietas de los talones.
La hidratación de los pies más efectiva es la que se realiza por la noche, justo antes de irse a la cama. Las cremas actúan durante las horas de sueño.