Lo normal es que el ser humano nazca con un color de ojos único e idéntico durante toda su vida. El marrón es la tonalidad más frecuente, aunque también existe un porcentaje muy reducido de personas que poseen un iris de color azul o verde. Pero, ¿qué ocurre cuando un mismo individuo tiene ojos de diferente color? Se trata de un fenómeno conocido como heterocromía.
Normalmente, la apariencia de nuestro iris viene determinada por la herencia genética, al igual que por la cantidad de melanina que presente nuestro organismo.
¿Qué provoca este fenómeno?
En la mayoría de ocasiones, el sujeto ya nace con este trastorno y aunque al principio parece algo de suma importancia, no supone ninguna alteración en la vista. Sin embargo, existen algunos casos de heterocromía adquirida que pueden ser provocados por diversas enfermedades o patologías como los glaucomas, los melanomas, la siderosis o algo tan común como la inflamación ocular.
Tipos de heterocromía del iris
Existen cuatro variedades dentro de este fenómeno tan peculiar. Comenzamos con la heterocromía completa, que tiene lugar cuando una persona presenta un ojo de cada color; muy común en perros, caballos y felinos. Por el contrario, si sufres de heterocromía parcial, solo una parte del iris se verá afectada, dando como resultado un ojo de dos tonalidades. Este último caso es mucho más frecuente en el ser humano, aunque también pasa más desapercibido.
Como ya hemos mencionado con anterioridad, también existen dos tipologías relacionadas con el momento de aparición de este fenómeno. En primer lugar, tenemos la heterocromía congénita, vinculada a un factor genético o a enfermedades como la neurofibromatosis. Sin embargo, la heterocromía adquirida ocurre de manera súbita e inesperada. Suele estar provocada por otras dolencias médicas y es posible erradicarla con el tratamiento adecuado.
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