¿Por qué los supermercados venden el pan en bolsas marrones?

El pan es uno de los alimentos más conocidos y consumidos de todo el mundo. Hay quienes creen que no es demasiado saludable, pero lo cierto es que los nutricionistas lo recomiendan incluso en dietas de pérdida de peso porque aporta nutrientes muy necesarios para el organismo. Cuando compramos el pan en el supermercado, generalmente lo hacemos en bolsas marrones, y esto tiene una razón de ser.

Tal y como explican los expertos, la razón por la que el pan se vende en bolsas marrones tiene que ver con la frescura. Almacenar el pan en bolsas de plástico no es una buena idea porque la humedad que hay en el interior del pan se queda atrapada en las mismas, haciendo que la corteza se vuelva blanda y tenga una textura similar a la del chicle. En cambio, las bolsas de papel hacen que el pan mantenga sus propiedades naturales.

La gran mayoría de bolsas de pan están fabricadas con papel kraft, el cual se elabora a partir de la pulpa de la madera, de ahí su característico color marrón. Hay algunas bolsas que también llevan una pequeña parte de plástico transparente para poder ver parcialmente el pan.

El papel kraft es 100% reciclable, así que comprando el pan dentro de estas bolsas también contribuimos al cuidado del medio ambiente. Debemos desecharlas en el contenedor azul. En el caso de que las bolsas tengan una parte de plástico transparente, debemos separar ambos materiales, y desechar el plástico en el contenedor amarillo y el papel en el azul.

¿Cómo elegir el mejor pan?

En el supermercado podemos encontrar una gran selección de panes diferentes, así que debemos tener una serie de conceptos claros para acertar con la decisión.

Siempre que sea posible, debemos elegir un pan de harina integral en lugar de harina refinada. Refinar la harina significa quitarle el salvado y el germen, obteniendo un pan blanco exento de los nutrientes más importantes.

El principal ingrediente de la etiqueta debe ser «harina integral de…» en una proporción de al menos el 75%. Además, el pan únicamente debe tener cuatro ingredientes: harina integral, agua, levadura y sal.

La cantidad mínima de fibra por cada 100 gramos de producto tiene que ser de 7 gramos. Por supuesto, el pan no debe llevar azúcares añadidos.

Una vez en casa, si no vamos a comernos el pan en los dos días posteriores a la compra, lo mejor es congelarlo en rebanadas. De esta manera, podemos ir consumiéndolo poco a poco.


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