¿Por qué no hay moscas en invierno?

Las moscas son un gran fastidio durante los meses de verano, hasta el punto de hacer todo lo posible para acabar con ellas. Existen algunos remedios caseros para decir adiós a las moscas de una vez por todas, como el limón con clavos o el vinagre. Sin embargo, ya podemos respirar tranquilos, porque con la llegada del invierno las moscas desaparecen como por arte de magia. Pero, ¿por qué ocurre esto?

La razón por la que desaparecen las moscas en invierno

Tal y como explican los expertos, la presencia de las moscas se reduce a medida que se acerca el invierno por una razón muy sencilla: el descenso de las temperaturas limita su desarrollo, su reproducción y su actividad en general.

Las bajas temperaturas propias del invierno no son compatibles con el organismo de estos insectos. No les sienta bien el frío, aunque se pueden cobijar en fisuras y grietas. Aún así, no revolotean a su alrededor, sino que hacen una especie de «hibernación», en la que están adormiladas y no necesitan alimentarse.

Uno de los lugares que más les gustan para pasar el invierno es la materia en descomposición, ya que está a una temperatura más alta que el ambiente por los procesos químicos que ocurren en su interior.

Cuando pasa el invierno, las moscas vuelven a salir en busca de alimento. Además, comienzan de nuevo a poner sus huevos, que eclosionan en un periodo de entre ocho horas y tres días.

Una vez que eclosiona el huevo, las larvas comienzan de inmediato a alimentarse utilizando los dos grandes ganchos de su boca. Las larva completan su desarrollo en un periodo máximo de un mes, en función de cuál sea la temperatura.

Cabe señalar que la esperanza de vida de las moscas en la edad adulta es extremadamente corta, de apenas entre 15 y 25 días, aunque si las condiciones ambientales son idóneas pueden llegar a vivir hasta 60 días.

Datos curiosos

Según un estudio científico, las moscas pueden viajar seis millones de veces su cuerpo en un vuelo, por increíble que parezca. En el caso de las moscas de la fruta, son capaces de volar hasta 15 kilómetros en un solo viaje, lo que equivale a seis millones de veces la longitud de su cuerpo.

Tienen una gran velocidad de reacción ya que pueden procesar hasta 250 imágenes por segundo, mientras que el cerebro humano «tan solo» procesa 60 imágenes por segundo.

Las papilas gustativas de las moscas están en sus patas. Por esta razón, pueden catar cualquier cosa simplemente posándose sobre ella.


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