A Bobby Portis todavía le persigue una de sus jugadas más oscuras alejado de las pistas de la NBA. Su puñetazo a Nikola Mirotic ocurrió a puerta cerrada durante un entrenamiento de los Chicago Bulls, pero las consecuencias fueron notables y mediáticas. Ocho partidos de suspensión y, lo peor de todo, un compañero en el hospital. El astro montenegrino, actual referente del Barça, sufrió varias fracturas maxilares tras la agresión de su excompañero.
En el podcast del exjugador J.J. Redick, también excompañero suyo en los Milwaukee Bucks, el ala-pívot de 28 años repasó ese episodio de su trayectoria deportiva y enmarcó el incidente en la cultura del momento en esos Bulls: “No era nuestra primera vez haciendo eso. Todo el mundo lo hacía en los Bulls. Era nuestra cultura. Todos nos metimos en alguna pelea”.
Portis no entró a detallar su duro puñetazo que obligó a su compañero a visitar el hospital, pero sí explicó cómo surgió todo ello. “Fue una de esas situaciones en las que él y yo estábamos en un ida y vuelta en la pista. o anoto, él anota, yo anoto, él anota. Y él estaba como ‘yo, yo, yo’. No me gustó eso y él se abalanzó sobre mí y me empujó”, detalla Portis, ahora pieza clave de los Milwaukee Bucks y campeón con la franquicia de Wisconsin en 2021.
Para el jugador, el incidente con Mirotic supuso un antes y un después de su vida. “Fue una de esas pequeñas cosas que te cambia la vida. Me hizo ser mejor persona y mejor jugador de baloncesto. “Cuando volví de la suspensión, le tuve que enseñar a la gente lo que valía y que realmente puedo jugar”, asegura.
“Durante aquel tiempo, se empañó mi nombre, mi reputación y mi imagen”, añade ahora que el relato sobre su estilo de juego y persona han cambiado hacia algo mucho más saludable. Su etapa en Milwaukee ha resultado clave en este sentido, y él lo sabe: “Siempre estaré agradecido a Milwaukee. Venir aquí y ser capaz de lavar mi imagen y mi nombre y mostrar a todos que soy más de lo que la prensa dice de mí”.