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Portugal registra su peor año de incendios desde el funesto 2017



Joacine Katar Moreira, una de las diputadas amenazadas, el pasado octubre en el Parlamento portugués.Getty ImagesPortugal ha entrado en una espiral de ataques extremistas que podría llegar a desbordarse. Apenas cuatro días después de que un grupúsculo radical se concentrara en Lisboa frente a la sede de la organización SOS Racismo al estilo del Ku Klux Klan —de noche, con máscaras blancas y antorchas—, la policía ha confirmado este miércoles que investiga las amenazas de muerte contra tres diputadas y siete activistas que firma otra agrupación ultra. El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, ha pedido este jueves que haya “cero tolerancia” ante las amenazas, pero ha hecho también un llamamiento a la sensatez para evitar que la manipulación del incidente conduzca a “radicalizar la vida política y promover fenómenos antisistema que debilitan la democracia”.La historia primero se manifiesta como tragedia y después se repite como farsa, decía Marx en El dieciocho Brumario de Luis Bonaparte. El sábado pasado, la máxima del filósofo alemán se materializó en las calles de Lisboa cuando cerca de una docena de miembros de un grupo extremista, identificado como Resistencia Nacional, se reunió en una especie de concentración como las del Ku Klux Klan, con las que los supremacistas blancos aterrorizaban a la población negra del sur de Estados Unidos. La versión portuguesa tuvo más de representación estudiantil que de desfile del Klan —las máscaras eran de carnaval y las antorchas de las que se usan para decorar los jardines en verano—, pero el objetivo de amedrentar a los principales activistas antirracistas del país se cumplió.Después llegó la amenaza por correo electrónico contra las diputadas Mariana Mortágua, Beatriz Gomes Dias (ambas del Bloco de Esquerda, el tercer partido con mayor representación parlamentaria tras los socialistas y los conservadores del PSD) y la independiente Joacine Katar Moreira, así como contra el sindicalista Danilo Moreira, los activistas antirracismo Mamadou Ba y Melissa Rodrigues y los activistas de izquierdas Vasco Santos, Jonathan Costa, Rita Osório y Luís Lisboa. El mensaje estaba firmado por un grupo recién aparecido que se hace llamar Nova Ordem de Avis-Resistência Nacional, en referencia a una orden militar medieval. La segunda parte de su nombre coincide con el que usa el grupúsculo que intentó emular al Klan, pero este ha negado cualquier participación en el mensaje de amenaza en una respuesta que envió a la televisión pública portuguesa.“Informamos que fue definido un plazo de 48 horas para que los dirigentes antifascistas y antirracistas incluidos en esta lista renuncien a sus funciones políticas y salgan de territorio nacional”, se lee en el ultimátum. “Pasado este plazo, tomaremos medidas en su contra y en contra de sus familias para garantizar la seguridad del pueblo portugués”, continúa la embestida, que además sentencia que “agosto será el mes del resurgir nacionalista”.La escalada empezó en junio con varios grafitis en la ciudad. “Europa para los europeos” y “muerte a los asilados”, escribieron los ultras en la sede del Consejo Portugués para los Refugiados. Un mural dedicado al activista de izquierdas José Carvalho, asesinado a principios de los años noventa por un grupo neonazi, fue atacado con la pintada “Guerra a los enemigos de mi país”, un mensaje que semanas después también apareció en la sede de SOS Racismo. Días más tarde, a comienzos de agosto, la organización antirracista recibió un primer correo electrónico en el que los ultras amenazaban con que “por cada nacionalista preso caerá un antifascista y por cada nacionalista muerto desaparecerán decenas de extranjeros”. El mensaje enumeraba a los enemigos de la agrupación, en la que además de los antifascistas se apuntaba a refugiados, extranjeros, negros, homosexuales y transexuales. Poco después llegó la concentración con antorchas y ahora el correo en el que el blanco son también las tres diputadas. Dos de ellas, Gomes Dias y Katar Moreira, se han distinguido por su lucha contra el racismo y Mortágua es uno de los miembros más visibles de la bancada del Bloco de Esquerda.“Portugal siempre ha tenido movimientos de ultraderecha, lo que pasa es que antes estaban en la penumbra y ahora tienen legitimidad política porque hay alguien que da cuerpo a esas ideas en el Parlamento”, señala Mamadou Ba, dirigente de SOS Racismo y víctima de las amenazas, en referencia al diputado André Ventura, único representante de la extrema derecha en la Asamblea de la República. El periodo que va de la elección del político, el año pasado, a este verano ha coincidido con un aumento de la visibilidad de los grupúsculos extremistas. El parlamentario ultra reaccionó este jueves al revuelo por las amenazas con un mensaje en su cuenta de Twitter: “Cuando Ventura o Chega [Basta, su partido] son amenazados (lo que pasa a toda hora) nadie se alarma. Cuando son estos probrecillos, toda la gente llora y grita. ¡País miserable!”.El presidente del Parlamento, el socialista Eduardo Ferro Rodrigues, manifestó en un comunicado enviado a la agencia Lusa que “la derecha populista y extremista está intentando, en muchas democracias consolidadas, resucitar una agenda antidemocrática del pasado de triste memoria” y expresó su solidaridad con los amenazados.Además de negar cualquier vinculación con las amenazas de muerte, Resistencia Nacional, constituido a principios de julio tras la rearticulación de al menos otras tres organizaciones extremistas, de acuerdo con el diario Público, niega que la parodia de los desfiles del Klan haya tenido algún fin intimidatorio y califica su concentración como una “vigilia” en homenaje a las fuerzas de seguridad, según ha manifestado en un comunicado. La declaración cierra: “No nos mueve el odio por nadie, lo que nos mueve es el amor por Portugal”.


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