Viernes Santo de sol y calor en Sanxenxo (Pontevedra), la meca gallega del turismo. A las seis de la tarde la playa de Silgar, en el centro del municipio, está atestada de bañistas. El médico y deportista coruñés Juan Manuel Tábara Rodríguez practica natación junto a un amigo dentro de la zona de baño y con una boya que marca su situación. De repente, según los testigos, una potente lancha de competición se acerca a gran velocidad a la orilla, arrolla a Tábara y sigue su camino como si nada hasta que es interceptada por las autoridades. El oftalmólogo de 59 años muere al momento por el brutal impacto. No ha sido hasta cinco días después que el piloto de la embarcación, un vecino de la localidad de 36 años, fue detenido acusado de homicidio imprudente. Tras su arresto, el miércoles, se negó a declarar y está en libertad aunque con cargos.
La familia de la víctima está indignada y anuncia que emprenderá una lucha para lograr cambios normativos que refuercen la seguridad en las playas y que la desgracia no vuelva a repetirse. “Lo que le ocurrió a nuestro hermano no fue un accidente y se pudo evitar. Ha sido una tragedia por una irresponsabilidad grave, y la muerte de Juan tiene que servir para poner punto y final al exhibicionismo de la velocidad”, afirma Belén Tábara, en nombre también de sus otras dos hermanas, María y Julia.
Las tres hermanas están convencidas de que lo ocurrido no fue un infortunio. En estos días de profundo dolor, han recibido mensajes de vecinos y visitantes de Sanxenxo que aseguran que no es la primera vez que se produce “un golpe o un susto” por la circulación de embarcaciones a excesiva velocidad cerca de los bañistas. Se preguntan por qué no se tomaron antes medidas y cómo es posible que el área reservada para el baño no estuviera señalizada.
La zona de baño de la playa de Silgar, es decir, la que va desde la orilla hasta los 200 metros mar adentro, no estaba marcada con boyas durante la Semana Santa pese a la afluencia de bañistas. El Ayuntamiento de Sanxenxo alega que esta señalización se coloca a lo largo del mes de mayo de cara a la temporada de verano. A través de una portavoz, el Gobierno local de Telmo Martín (PP) esgrime que es “un trabajo laborioso” que no se puede realizar de un día para otro y que el Consistorio no puede saber “qué tiempo va a hacer en Semana Santa” para programarlo. Las mismas fuentes niegan que en las playas de Sanxenxo se hayan producido anteriormente incidentes con embarcaciones que se han acercado demasiado a los bañistas. “Si se hubiera producido antes algún golpe o un susto lo sabríamos”, sostiene la portavoz del Ayuntamiento.
La familia piensa hacer todo lo posible para que la muerte de Juan Tábara se investigue hasta el final. Sus hermanas hacen un llamamiento a todas las personas que presenciaran los hechos el Viernes Santo o incidentes anteriores que pusieran en peligro a bañistas en Sanxenxo. Han creado una dirección de correo electrónico para que los testigos contacten con ellas: porunsanxenxoseguro@gmail.com. “Muchos testigos nos manifiestan que hubo antecedentes, que este exhibicionismo de velocidad en la playa era algo habitual. ¿Por qué no se hizo nada? Tenemos además la percepción de que se están produciendo presiones que no están permitiendo que la investigación fluya como debería”, denuncia Belén Tábara.
La clave del geolocalizador
El alcalde de Sanxenxo admitió el miércoles, cinco días después de la tragedia mortal, que “sí hay maneras que pueden tratar de evitar estos sucesos”, y abrió la puerta a reforzar la seguridad de los bañistas: “Vamos a buscar la manera de que se eviten situaciones como esta, aunque la seguridad total no existe”, afirmó Martín en declaraciones recogidas por La Voz de Galicia.
El reloj con geolocalizador que llevaba Tábara en el agua ha sido fundamental para que la Guardia Civil de Pontevedra certifique que la lancha arrolló al médico coruñés dentro de la zona de baño, exactamente a 188 metros, según la Delegación del Gobierno en Galicia. La normativa de navegación establece que para entrar en esta área reservada a bañistas que comienza a 200 metros de la orilla, la embarcación tenía que haber limitado la velocidad a menos de 3 nudos, es decir, 5,5 kilómetros por hora. Fuentes de la investigación confirman que la Graünner Stilette Series 26 que mató a Tábara rebasaba con creces ese tope. La familia Tábara calcula que pudo multiplicarlo hasta por siete.
El piloto de la potente planeadora de carreras, que forma parte del equipo local Tuentichu, patrocinado por el Real Club Náutico de Sanxenxo y que se hizo en 2021 con Campeonato de España de Motonáutica en la modalidad de Endurance, está acusado de un delito de homicidio imprudente, penado con un máximo de cuatro años de prisión, y pendiente de declarar ante el Juzgado de Instrucción número 3 de Cambados, que lleva el caso. La lancha iba a participar el fin de semana en el mundial de Endurance que se celebra en Benalmádena (Málaga).
Tábara era un reconocido cirujano intraocular y un gran deportista, aficionado al triatlón, el submarinismo y la navegación. “Conocía perfectamente el mar, esa lancha entró de repente”, lamenta su hermana Belén. Fue despedido el lunes en A Coruña en un funeral multitudinario, y diversas entidades médicas y vecinales han expresado su tristeza por tan trágica muerte. Sus hermanas destacan que era una persona “generosa, humanitaria y solidaria”.
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