Xabi
Prieto se lamenta de no haber podido jugar con Aduriz en la Real y exhibe su felicidad de haber podido celebrar el título de Copa junto al equipo del que fue capitán durante seis años. También recuerda los dolorosos pellizcos con los que le intentaba desconcentrar Gabi
Milito en los corners y diseña su ‘once’ ideal de los compañeros con los que jugó durante 15 años en el primer equipo txuri urdin. Todo ello lo hace el entrañable extxuri urdin en el programa ‘Descubriendo a…’, elaborado por la Universidad de Deusto en Donostia.
En una extensa charla de una hora con el comunicador y profesor Imanol
Artola, Prieto dice que Aritz
Aduriz, donostiarra y exjugador del Athletic, es “su amigo” y “tenemos varios proyectos juntos”. Hace una década, la Real intentó ficharle, pero se decantó por el club vecino: “Fue una pena no poder convencerle de que fichase por la Real, pero él a mi tampoco de que yo fichase por el Athletic”, afirma el eterno ‘10’. “Habría sido bonito, jugamos algunos partidos con la selección de Euskadi”, añade.
Más que decir, yo lo demostraría con hechos: uno puede ser feliz y cumplir sus sueños en la Real
Xabi nunca se dejó seducir por el Athletic, entre otras cosas porque nunca sintió la necesidad de abandonar la Real. Al contrario, con el descenso en 2007, decidió continuar pese a contar con otras ofertas mucho más jugosas en lo económico para devolver al equipo de sus amores a su hábitat natural. Eso le llevó a ser un ‘one club man’. Y espera haber creado escuela. No cree que sea necesario convencer o aconsejar a los jóvenes canteranos con más talento que se queden en la Real: “Más que decir, yo lo demostraría con hechos. Uno puede ser feliz y cumplir sus sueños en la Real”. Él lo hizo, aunque el anhelado título, el de Copa del Rey, llegó tres años después de retirarse. En todo caso, recuerda que “para ser un ‘one club man’ el club tiene que valorarte y quererte”. Él siempre lo hizo durante tres lustros. Es más, reconoce que Jokin
Aperibay le ofrecía continuar en 2018 cuando decidió retirarse, pero el ‘10’ pensó que era el momento idóneo para parar su reloj como futbolista profesional.
Un equipazo con realistas de distintas épocas
Un estudiante instó a Prieto a diseñar su ‘once’ tipo entre los jugadores con los que compartió vestuario durante sus 15 años en el primer equipo. Y éste es el resultado: Riesgo, Rekarte, Ansotegi, Mikel
González, Aranzabal; Xabi
Alonso, Aranburu; Vela, Oyarzabal, Griezmann; y Agirretxe. Se quedan en el tintero otros como Kovacevic, De
Pedro, Karpin, Savio, Bravo, Illarramendi, Januzaj….
Aranb
uru me marcó por su manera de hacer las cosas: en silencio, con humildad, sin levantar la voz
Y de entre todos ellos “el que más me marcó” fue el que le entregó el brazalete de capitán en 2012, Mikel
Aranburu. Prieto señala que el azpeitiarra “me marcó por su manera de hacer las cosas: en silencio, con humildad, sin levantar la voz”. Todo ello le sirvió de aprendizaje: “Es lo que traté de hacer yo después, traté de ser un ejemplo sin tener que decir las cosas dos veces”.
Se ve trabajando en “algo institucional”
Prieto se retiró en 2018 y en estos tres años, tanto los aficionados de la Real como los propios responsables del club están esperando que el futbolista más ejemplar y querido del nuevo siglo se incorpore de alguna manera a la institución txuri urdin. “Tengo claro que si decido ligarme profesionalmente a algún club sería la Real y me veo más en algo institucional que en algo deportivo”, relata el donostiarra. Se sacó los tres títulos de técnico, hasta el nacional, aunque reconoce que “no me veo como entrenador” y se encamina más hacia los despachos después de labrarse asimismo un máster en gestión deportiva. Anoeta le espera.
Tengo claro que si decido ligarme profesionalmente a algún club sería la Real y me veo más en algo institucional que en algo deportivo
Los pellizcos de Milito
El momento más divertido en la charla en la universidad de Deusto fue cuando le preguntaron por el que fue el defensa más difícil de superar de su carrera. Citó a Gabi
Milito, central del Zaragoza y del Barcelona, pero no porque fuera “el mejor o el más potente”. Contó una anécdota: “Me marcaba en los corners y me daba unos pellizcos tremendos en los brazos y en la tripa. Era una pasada, pena que no existiese VAR en ese momento”.
La parte emotiva llegó cuando le mostraron las preguntas de sus tres fans más incondicionales, sus hijos Jon, Luca y Leo. No pudo reprimir las lágrimas al escuchar cómo le interrogaban sobre si se considera buen padre, si le gustaría que jugasen a la Real y qué les gusta de ellos.
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