Primer punto del Espanyol en el RCDE Stadium. Esta debería ser la lectura positiva de un encuentro que no dejará huella en la memoria colectiva de esta Liga. Wu Lei se estrenó esta temporada en Liga para deshacer el entuerto del gol de Jaime Mata, uno que pudo ser perico este verano y al que le bastaron dos minutos para batir a Diego López. A un portero al que previamente habían ‘fusilado’ pero que se lució para desviar a córner. Y todo antes del minuto dos.
Este Espanyol sigue huérfano de muchas cosas. Pero sobre todo, de gol y de fútbol. O sea, de casi todo lo imprescindible para sobrevivir en este mundo. Lo del acierto de cara a portería, además, amenaza seriamente a la línea de flotación perica tras la lesión sufrida por Ferreyra y, este domingo, la del ‘Monito’ Vargas cuando apenas llevaba tres minutos sobre el terreno.
Fútbol galáctico
Y lo del fútbol… Podría apelarse a ese ‘fútbol galáctico’ acuñado por José María Maguregui. No, no se refería el ‘mago de Miravalles’ al deporte practicado por los Beckham, Figo, Zidane y compañía sino a ese ‘otro’ fútbol que hace circular el balón a la mayor distancia posible del césped. Ese es el que más se ha visto este domingo en el RCDE Stadium, un fútbol de escasa o nula elaboración, que buscaba pillar al Getafe desprevenido y llegar cuanto antes a los dominios de su guardameta.
Pero las prisas son siempre malas consejeras y el Espanyol de Pablo Machín ha vuelto a tropezar en casa. Un punto de 21 disputados al abrigo de su público es su paupérrimo botín hasta el momento. Y nueve en la cuenta global que lo dejan ya a cinco de la salvación.
Imposible no hay nada y eso al espanyolismo no hace falta explicárselo porque lo lleva en su ADN. De ahí esos 22.031 fieles que acudieron hasta Cornellà-El Prat en la mejor entrada liguera de la temporada pero lejos de la cifra soñada de los 25.000. Pero a este paso hará falta empezar a pensar, otra vez, en los milagros para enderezar una nave que no va. Que sigue sin funcionar. Y la próxima jornada viene Osasuna.
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