Cada gesto de dolor cuenta el doble para Zion Williamson, un jugador analizado al milímetro dada su propensión a las lesiones, que han evitado el despegue de su trayectoria previsiblemente estelar en la NBA. El interior de los New Orleans Pelicans dio su primer susto en la derrota de pretemporada contra los Miami Heat , un partido en el que se lució una vez más Willy Hernangómez.
Un esguince de tobillo obligó al jugador estadounidense a retirarse antes de tiempo y desató el temor de la afición y el equipo. Él, comprensivo, se lo tomó a la ligera durante el pospartido. “Twitter ya ha hecho de las suyas, parece que son médicos”, bromeó con la prensa. La lesión no reviste gravedad, en teoría, pero los Pelicans dejan la situación al “día a día”, un margen amplio que no aclara si el pívot estará listo para el encuentro inaugural de la temporada.
Williamson se lesionó a 9 minutos de finalizar el segundo cuarto y se mantuvo en cancha otros 3 antes de darse por vencido. Por precaución, su técnico decidió dejarle en el banquillo. El historial del joven de 22 años habla por sí solo: después de sufrir una grave lesión en su último año universitario, su debut en la NBA no le deparó mejor destino. En tres temporadas de profesional, tan solo ha completado 85 partidos de 236 posibles. “No puedo hacer nada para cambiar esto. El mundo es así”, zanjó el jugador sobre la mala reputación que arrastra por culpa de las lesiones.