Protegernos de los prejuicios de los padres

Antes de volverse intensa y aburrida, Master of None (Netflix) nos regaló capítulos estupendos. Uno de ellos, titulado Acción de gracias, retrataba la evolución de la relación de Denise, el personaje de Lena Waithe, con su familia a través de los días de Acción de Gracias de diferentes años después de su salida del armario. Cuando Denise le cuenta a su madre que es lesbiana, esta se echa a llorar y le confiesa el motivo: “No quiero que tengas una vida difícil”. Después Denise le reproduce la escena a su amigo Dev y él pregunta ingenuo: “¿Te ha dicho que te quiere y que te apoya por encima de todo y esas cosas?”, y ella responde: “No, tío, esto no es un episodio de Los problemas crecen. Pero por lo menos no ha renegado de mí, así que es un éxito”. Y acaba saliendo bien.

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Dos años antes, Russell T. Davies utilizó un recurso parecido en Cucumber (en Filmin). En su sexto episodio seguimos la vida de Lance, y a través de diferentes días de Navidad vemos el rechazo visceral de su padre a su homosexualidad. Tanto que él no pasa las navidades en casa, solo va a llevar regalos, porque su padre no le deja entrar con sus novios.

El abanico de reacciones maternas y paternas ante la homosexualidad de los hijos es grande, pero no nos engañemos: por mucho que hayamos mejorado, en el mejor de los casos produce un miedo humano. En el peor, un odio irracional. Savater escribió en 2018: “Creo que uno de los más importantes objetivos de la educación es que los niños conozcan las alternativas que existen a los prejuicios de sus padres. Sobre todo en el campo de valores cívicos”. Como no somos niños, podemos, como mínimo, contemplar la posibilidad de que la familia de un fallecido tenga prejuicios diferentes a los suyos.

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