Pueblos con más encanto del Mediterráneo para disfrutar del relax

Después de más de un año de pandemia todos estamos psicológicamente muy cansados. Ahora que ha finalizado el Estado de Alarma y las comunidades autónomas han abierto sus fronteras, podemos hacer una escapada a uno de los pueblos más bonitos del Mediterráneo. Destinos que son estupendos para descansar y desconectar de la rutina, donde no hay aglomeraciones y la vida transcurre en la más absoluta calma.

Cadaqués (Gerona)

Cadaqués es para muchos el pueblo más bonito de toda España, y en cuanto lo descubras entenderás por qué. Una preciosa villa marinera que conserva el encanto de otra época, en la que destacan sus estrechas callejuelas llenas de flores y sus casas blancas. Imprescindible la visita a la Iglesia de Santa María, de estilo gótico tardío.

Altea (Alicante)

En la provincia de Alicante se encuentra la localidad de Altea. Conocida como «la perla blanca», desde el Mirador de Portal Vell hay unas vistas impresionantes del Mediterráneo y el Peñón de Ifach. Un pueblo que parece sacado de un cuento, con calles empedradas y un continuo ir y venir de cuestas. El Paseo Marítimo es maravilloso.

Peñíscola (Castellón)

Uno de los pueblos con más encanto del Mediterráneo es Peñíscola. El casco antiguo es precioso, y el recorrido turístico comienza en el Portal de Sant Pere, que fue construido en el siglo XV. El principal emblema de la localidad es el Castillo de Papa Luna. Se puede visitar el interior y descubrir el Patio de Armas y el Salón Góticos, entre otras estancias.

Villajoyosa (Alicante)

Villajoyosa puede presumir de ser uno de los pueblos más pintorescos de Alicante. Justo al lado de la playa se encuentra la Torre de Hércules, declarada Bien de Interés Cultural. El casco antiguo está situado sobre un cerro y en él se encuentran edificios importantes como la Iglesia de la Asunción y el Ayuntamiento. E Bien de Interés Cultural y Conjunto Histórico Artístico nacional.

Fornells (Menorca)

Y, por último, Fornells, en la isla de Menorca. Un pequeño pueblo de pescadores con un precioso puerto pesquero y deportivo. El Castillo de San Antonio es una visita clave, aunque a día de hoy no queda mucho de él. Para conocer el casco histórico, lo mejor es olvidarse del plano y perderse por las callejuelas repletas de tiendas de artesanía y restaurantes.


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