La decisión adoptada el pasado 1 de octubre por el Comité Ejecutivo de la UEFA de permitir la vuelta parcial de espectadores a los estadios, con un límite máximo del 30 por ciento de su capacidad, solo con público local y con la aprobación de las autoridades competentes, ha abierto una puerta a que la hinchada de la Real pueda pensar en regresar a Anoeta ocho meses después. El conjunto txuri urdin disputó su último partido oficial al calor de su afición el pasado 29 de febrero, contra el Valladolid, y ahora el club blanquiazul trabaja en la hipótesis de que un reducido grupo de aficionados pueda retornar a sus asientos en los partidos de la Europa League. El primer compromiso continental de la Real en casa tendrá lugar el próximo 29 de octubre ante en Nápoles.
La Real está preparada, desde el punto de vista logístico, para reabrir las puertas de Anoeta, pero la última palabra la tiene el Gobierno Vasco. Si el ejecutivo autonómico da luz verde a que el estadio de la Real pueda volver a acoger público en los partidos contra Nápoles, AZ
Alkmaar y Rijeka, en Anoeta se recogerá el guante y pondrán el marcha el operativo que permita que una serie de aficionados puedan presenciar in situ dicho partidos. Si, por el contrario, desde Lakua, bien por convencimiento propio, bien porque desde el Gobierno español se mantiene la recomendación de no abrir los estadios de fútbol, en Anoeta tampoco están dispuestos a poner trabas. Acatarán, como han hecho hasta ahora, las directrices que les trasladen desde las autoridades, si bien existe cierto optimismo respecto a que le permitan reabrir el Reale Arena a partir del 29 de octubre. Y, además, la situación sanitaria en Euskadi también lo favorece.
En base al plan Bizi Berri II
La herramienta fundamental que regulará el regreso de los aficionados a los terrenos de juego, que será progresivo y en ningún caso masivo a corto plazo, será el plan Bizi
Berri
II que dio a conocer el Gobierno Vasco a principios de octubre. Este documento de alrededor de 100 páginas sustituye al primero, publicado en mayo, y actualiza las reglas de una convivencia con el virus, que se presume larga y sobre todo indeterminada en el tiempo. El plan incluye cinco escenarios diferentes, con otros tantos niveles de transmisión, que serán los que marquen las restricciones a aplicar en la sociedad. Del nivel 1 (sin transmisión local, 0 casos cada 100.000 habitantes y sin ingresos UCI en los últimos 14 días) al nivel 5 (transmisión muy alta, 500 casos cada 100.000 habitantes y ocupación de UCIs mayor del 50%), se establecen diferentes condiciones y, en cada nivel, también se especifica cómo afecta la situación a los espectáculos deportivos al aire libre y la consecuente afluencia a los mismos.
Situación sanitaria en mejoría
Euskadi, en estos momentos, se encuentra entre los niveles 3 (de 60 a 300 casos cada 100.000 habitantes) y 4 (de 300 a 500 a 100.000 habitantes), aunque la previsión es que la situación sanitaria mejore en las próximas seis semanas. Si se confirmara esa tendencia a la baja en los positivos, el Gobierno Vasco reconsideraría alguna de las restricciones actuales. La primera premisa para ello es rebajar los contagios a los 95 diarios de media durante un periodo de 14 días por los 2,2 millones de habitantes en Euskadi.
El plan Bizi Berri II prevé, en sus niveles 3 ó 4 la asistencia de público a espectáculos al aire libre. En el caso de que finalmente se permitiera reabrir Anoeta, el número de aficionados que asistiría a los partidos será testimonial, varios centenares. En la Real prevén que la cifra global de personas en el estadio podría rondar las 1.000 personas, que incluiría el personal del club, la prensa y otros empleados. Es decir, apenas habría margen para dar cabida a 500 ó 600
espectadores, si bien sería un primer paso hacia el retorno del público a los campos, que será progresivo
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