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Pullmantur presenta concurso para todas sus filiales y ultima un ERE


Lleva más de veinte años de actividad profesional ligados a la industria del crucero, lo que le permite tener una visión objetiva del tsunami que está sufriendo el sector con la crisis del coronavirus. Todo empezó con la aparición de un pasajero afectado por coronavirus en el barco Diamond Princess a principios de febrero y apenas un mes después se optó por suspender las operaciones en todo el mundo. “Fue el primer sector que decidió suspender las operaciones de formas voluntaria”, recalca Alfredo Serrano (Madrid, 1963), director de la Asociación Internacional de Líneas de Cruceros en España (CLIA, por sus siglas en inglés).

Este lobby representa y defiende los intereses de las grandes firmas del sector que operan en España (Royal Caribbean, Carnival, MSC Cruceros, Pullmantur, Fred Olsen, Norwegian Cruise Lines o Costa Cruceros, entre otras) y está presente en España desde hace cinco años por la importancia que ha adquirido como mercado emisor que se ha convertido en el cuarto más importante a nivel europeo. “Es el segundo destino en Europa”, remata Serrano. El impacto de la crisis dependerá de la duración de la misma, aunque si se alarga en torno a 90 días, Serrano asegura que las pérdidas en España pueden llegar a 985 millones de euros y el empleo destruido alcanzará los 8.300 puestos de trabajo.

Han pasado tres semanas desde que optaron por anunciar que llevaban los 300 barcos a puerto. ¿Cuando tienen previsto que todo el proceso quede concluido?

Quedan apenas diez barcos que están pendientes de regresar a puerto con 8.000 pasajeros a bordo. Si comparamos esas cifras con los 600.000 turistas que estarían navegando normalmente sin estas circunstancias extraordinarias se puede decir que prácticamente la totalidad de la flota esta parada. Los barcos que están todavía en el mar son cruceros que estaban dando al vuelta por el mundo y a los que la crisis sanitaria les ha pillado en una parte muy remota. Por ello están regresando gradualmente. La industria de los cruceros ha hecho un esfuerzo titánico fletando aviones para que los pasajeros afectados por el cierre del tráfico aéreo y la perdida de conectividad pudieran ser repatriados. Creo que se ha hecho bien y de forma rápida, sin mirar gastos y anteponiendo el bienestar y la salud de los pasajeros.

“El compromiso del sector con la sostenibilidad es inaplazable y nada va a hacer variar nuestra posición”

Patronales como la hotelera Cehat o la de agencia de viajes UNAV y lobbies como Exceltur han sido muy críticos con el plan de choque diseñado por el Gobierno para atender al turismo, una de las actividades más directamente afectadas por la crisis sanitaria, el cierre de fronteras y la pérdida de conectividad aérea. ¿Comparte usted esta valoración negativa?

Desde nuestra asociación no se ha realizado ninguna petición específica al Gobierno español, pero sí estamos interesados y vemos con gran preocupación la situación en la queda todo ese tejido empresarial de pymes y autónomos que depende de los cruceros. Es nuestra principal preocupación. Va a ser necesario que cuando los clientes vuelvan y lleguen en un barco de cruceros, siga habiendo autobuses, guías, tiendas de compras, restaurantes y agencias de viajes. Nos preocupa la posibilidad de que ese tejido empresarial esté en peligro, no solo porque dependen de nosotros, sino porque también nosotros dependemos de ellos. Lo que sí han solicitado las grandes compañías de cruceros a la Comisión Europea es una revisión de las tarifas y gastos ligados al atraque en el que van a incurrir los barcos que van a parar durante esta crisis en puertos europeos.

¿Tiene ya alguna estimación de la fecha prevista para la vuelta a la normalidad?

No. Eso dependerá de cada compañía. Nuestra principal demanda es que cuando las cosas mejoren, volvamos a poder operar y los clientes piensen en sus vacaciones, los cruceros van a ser una de las opciones que van a considerar y nos gustaría que esa vuelta a la normalidad fuera armónica, consensuada y coordinada entre los destinos. Los cruceros paran en varios países y es complicado operar si en cada nación hay reglas diferentes para resolver un mismo problema. Se podía haber hecho mejor el proceso de apagado y el de encendido esperamos que sea cuanto antes. Lo que si hemos percibido desde nuestra asociación es una descoordinación en la información normativa y regulatoria en la que se ha producido el cierre de la actividad, ya que ha sido diferente en España, Francia o Italia. Cada país ha utilizado sus criterios particulares ante una misma situación y no con la suficiente interlocución con el sector para buscar una solución que persiguiera los mismos objetivos, pero que minimizase el impacto negativo para el sector.

“Van a cambiar las cosas. Antes solo se hablaba del impacto negativo del turismo y no de la actividad y empleo que genera”

Aún se desconoce cuando se levantará el estado de alarma en España. ¿Han hecho una primera estimación del impacto que tendrá en la industria de cruceros este parón obligado?

De los 435.000 puestos de trabajo que se crean por la industria en Europa, casi el 8% se crean en España. La industria de cruceros es vital para la economía española, ya que genera una actividad de 4.500 millones de euros anuales, crea casi 14.000 empleos directos y 33.400 si se suman indirectos e inducidos, contribuyendo con el pago de 437 millones de euros en salarios directos y 1.000 millones de euros sumando inducidos e indirectos. Nuestros dos escenarios centrales es que la parada dure 60 o 90 días. En el primer caso, las pérdidas para la industria serían de 598 millones en actividad y 5.036 puestos de trabajo. Si se alarga 90 días, la industria perderá 985 millones y 8.300 puestos de trabajo.

Ha sido muy crítico con el fenómeno de la turismofobia y el rechazo de ciertas autonomías al turismo de cruceros. ¿Cree que las cosas cambiarán con esta crisis?

Van a cambiar muchas cosas, no solo los planes de inversión, sino también la percepción del turismo. En los últimos años, todas las noticias ligadas al turismo hablaban de los impactos negativos y no de los miles de puestos de trabajo que genera y de lo importante que son para la economía española. Creo que va a ser una oportunidad para valorar el turismo y para ello necesitamos marcos tributarios y regulatorios nuevos. El compromiso del sector del cruceros con la sostenibilidad es inaplazable y nada va a hacer cambiar nuestra posición.


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