Putin se equipara con el zar Pedro el Grande para justificar la invasión rusa de Ucrania

Putin se equipara con el zar Pedro el Grande para justificar la invasión rusa de Ucrania

Obsesionado con la historia como timón de los pueblos, Vladímir Putin no duda en equiparar su mandato con el poder de Pedro el Grande, el zar que cambió Rusia. “Parece ser que también nos ha tocado en suerte restaurar y fortalecer la soberanía del país y sus territorios ancestrales; y si partimos del hecho de que estos son los valores básicos de nuestra existencia, tendremos éxito en esta tarea que se alza ante nosotros”, ha asegurado el jefe del Kremlin este jueves, el día en el que se cumplen 350 años del nacimiento del primer emperador ruso.

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Pedro I (1672-1725) es una figura sagrada para los rusos. Creador del título de Emperador de Todas las Rusias, conquistó la región de Ladoga al Reino de Suecia y fundó San Petersburgo, ciudad que sería la capital imperial. Sin embargo, a diferencia de Putin, abrió sus puertas a Occidente, de donde trajo arquitectos, militares y científicos, entre ellos el español Agustín de Betancourt.

“Pedro el Grande luchó en la Guerra del Norte durante 21 años. Parece que combatió contra Suecia y les arrebató algo. No les quitó nada, lo trajo de vuelta”, aseguró Putin en un encuentro con jóvenes emprendedores al hacer una analogía con su actual ofensiva en Ucrania, donde Rusia ha tomado el control de gran parte de la región ucrania de Donbás y de la totalidad de la península de Crimea. Curiosamente, la península del mar Negro, helena, romana, póntica y otomana durante siglos, no pasó a formar parte del Imperio Ruso hasta 1783, bajo el reinado de Catalina la Grande.

En un encuentro con jóvenes emprendedores, Putin hizo hincapié en que ningún país europeo reconoció durante mucho tiempo el territorio obtenido por Pedro el Grande. “Todos lo reconocían como parte de Suecia pese a que, desde tiempos inmemoriales, los eslavos vivían allí junto con los pueblos ugrofineses”, afirmó el jefe de Estado, que aprovechó para recordar que Narva, ciudad de Estonia, también formó parte del Imperio Ruso con Pedro I.

Durante su intervención, Putin reiteró además su visión de que Rusia libra una “guerra” contra Occidente y la globalización para preservar su existencia. “Cualquier país, cualquier pueblo, debe proteger su soberanía, porque no hay un término medio: o un país es soberano o es una colonia”, afirmó el mandatario, quien instó a “respetar su historia, su cultura, su lengua, a los pueblos que viven en un solo territorio” porque “si no hay una consolidación social, todo se vendrá abajo”.

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A diferencia de Pedro el Grande, inspirado en su época por la intelectualidad francesa e italiana, Putin abogó por “lograr la independencia tecnológica” del resto del mundo, ambición que le llevó a pedir que se prescinda de los estándares aplicados a numerosas tecnologías actualmente. “Este reglamento técnico fue diseñado para equipos importados. El nuestro debería ser mejor, más eficiente”, apuntó.

No obstante, Putin reconoció que el aislamiento total será imposible. “No queremos sustituir las importaciones al 100%. Por mucho que intentemos reemplazar la compra de plátanos, no podremos”, añadió el líder ruso, y destacó que el mundo “es grande” y no se limita únicamente a China y la India como posibles socios, sino también Latinoamérica y África.

Fronteras bajo riesgo

El mandatario ha dicho muchas veces que su misión es la defensa del “mundo ruso”, y la cuestión de dónde acaban las fronteras de Rusia es cada vez más estruendosa en el país. Este miércoles, un diputado del partido de Putin, Rusia Unida, introdujo en la Duma Estatal un proyecto de ley para revocar la resolución del Consejo de Estado de la URSS que reconoció la independencia de Lituania en 1991. La cuestión no solo afecta a Ucrania, sino también a Osetia del Sur —que renunció hace una semana a un referéndum de adhesión a Rusia― y Abjasia, regiones que oficialmente pertenecen a Georgia, aunque el país no controle estos territorios. Y también a la zona moldava de Transnistria, situada en el punto de mira de los generales rusos.

Por otro lado, Yandex, el Google ruso, ha decidido borrar las fronteras nacionales de sus mapas cuando no se sabe qué territorios reclamados por otros países se anexionará Rusia en un futuro. Según sus servicios de prensa, solo mostrarán accidentes naturales y ciudades.

Varias fuentes confirmaron al diario Meduza, declarado agente extranjero por el Kremlin, que Moscú se plantea la opción de declarar Donbás y el resto de territorio controlado como un “okrug”, una nueva región rusa. Este jueves, el portavoz de Putin, Dmitri Peskov, abrió la puerta a hacerlo en un futuro: “Esas regiones no son parte de nuestro país actualmente, aunque lo repito una vez más: todo dependerá de la elección de la gente”, afirmó el representante del Kremlin tras admitir que “el ucranio sigue siendo el idioma estatal en los territorios liberados”, como denomina el Kremlin las zonas que han caído bajo el control de sus fuerzas.

La comparación de Putin con emperadores pasados no es nueva. Vladíslav Surkov, uno de sus “gestores en la sombra”, al que encargó administrar Donbás desde que comenzó la guerra en 2014 hasta 2020, equiparó el mandatario ruso con Octavio Augusto, primer emperador de Roma, hace justo un año en una entrevista en Financial Times. “Octavio llegó al poder cuando el pueblo desconfiaba. Creó un tipo diferente de Estado conservando las instituciones formales de la república: un senado, un tribunal de la plebe, pero todos obedecían a una persona. Así unió los deseos de los republicanos que mataron a César con los del pueblo que quería una dictadura directa”, afirmó.

El presidente ruso durante el encuentro que ha mantenido con jóvenes emprendedores en Moscú el 9 de junio.SPUTNIK (via REUTERS)

Una de las vías del líder ruso para acercarse a la gente corriente era su Línea Directa, una comparecencia de varias horas donde el mandatario respondía a las inquietudes de ciudadanos de todo el país supuestamente elegidos al azar. Este evento, que solía celebrarse en junio, era una tradición desde hace dos décadas, pero este año ha sido suspendido sin más explicaciones.

La cancelación ha reavivado los rumores sobre la salud del líder ruso, de 69 años. Estas dudas en torno al estado de Putin han sido desmentidas en varias ocasiones por el Kremlin en los últimos años. Este jueves, la revista Paris Match ha publicado que las heces del mandatario en sus viajes son recogidas por un servicio especial que las lleva protegidas a Moscú. Por su parte, el medio de investigación Proekt, declarado “organización indeseable” por el Kremlin, contó en abril que el presidente había sido atendido desde 2016 decenas de veces por un oncólogo y un otorrinolaringólogo.

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