El Papa hizo un llamado para que el Mundial Qatar 2022 “sea una ocasión de encuentro y armonía entre las naciones” y que logre así fomentar “la fraternidad y la paz entre los pueblos”.
Francisco I, sin embargo, no ha hecho referencia a la polémica por vulneración de derechos humanos en el país anfitrión que rodea a esta cita deportiva ni a las denuncias por las numerosas muertes de trabajadores durante la construcción de los estadios.
El Pontífice señaló en la audiencia general, como cada miércoles, en la Plaza de San Pedro.
“Quisiera enviar un saludo a los jugadores, a los aficionados y a los espectadores que siguen el Mundial que se está disputando en Qatar desde varios continentes. Que este importante acontecimiento sea una ocasión de encuentro y armonía entre las naciones, fomentando la fraternidad y la paz entre los pueblos”.
El Mundial más polémico de las últimas décadas fue cuestionado incluso antes de que Qatar fuera elegido por la FIFA para albergar una cita que se está pidiendo boicotear por la vulneración de derechos fundamentales y las denuncias por las numerosas muertes de trabajadores durante la construcción de los estadios.
Varias organizaciones de derechos han calificado la cita futbolística como “el Mundial de la vergüenza”, después de constatar violaciones y abusos laborales durante la construcción de los fastuosos estadios que albergarán los partidos de las 32 selecciones que disputarán el torneo.
El país está bajo el escrutinio mundial después de que se diera a conocer que miles de personas habían muerto durante la construcción de los estadios de futbol en jornadas laborales extensísimas y bajo altas temperaturas.
Las cifras oscilan entre las más conservadoras que hablan de una treintena de muertos, que son las que ofrece el comité ejecutivo que se encarga de organizar el Mundial, el medio centenar según un informe de 2021 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), o los 6 mil 500 fallecidos que denuncian algunos medios, como el periódico británico The Guardian.
Además, en el país las mujeres siguen necesitando el permiso de una figura masculina para tomar decisiones fundamentales en sus vidas, como casarse, estudiar en el extranjero, o poder tener acceso a ciertos tratamientos reproductivos. En caso de que logren divorciarse, el Estado les retira la potestad de sus hijos.
Qatar es también uno de los 70 países que penaliza las relaciones entre personas del mismo sexo. Según su Código Penal, la “sodomía” o el “libertinaje” está penado con hasta siete años de prisión y las autoridades no se han escondido a la hora de intentar camuflar su opinión sobre la homosexualidad.
La diplomacia del Vaticano no habla el lenguaje directo y suele avanzar de forma discreta con un talante conciliador y un espíritu de diálogo para buscar puntos en común incluso con los que están en las antípodas ideológicas. Por eso Francisco I, pastor y guía espiritual más que político, mide mucho sus palabras en público con el fin de evitar la instrumentalización política de sus palabras.
(Con información de EFE)
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