¿Qué beneficios traería aumentar las vacaciones en México?

¿Qué beneficios traería aumentar las vacaciones en México?

Por Brandon J. Celaya Torres

El 3 de noviembre, el Senado mexicano aprobó de manera unánime aumentar de 6 a 12 días el periodo legal de vacaciones. De aprobarse en la Cámara de Diputados, este sería el primer aumento desde 1970 a los días de descanso pagados. 

Si bien este incremento es del doble de días, las vacaciones en México se mantendrían en los niveles más bajos entre los países de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE). 

Actualmente, México es el país con menos vacaciones de los 34 Estados que conforman a esta organización, aún siendo el que más horas trabaja. 

Lo anterior pone en el centro de la discusión las ventajas a nivel psicológico, físico y emocional de las vacaciones, cuyo acceso se ve limitado por las diferentes  brechas entre países y al interior de estos. 

Ventajas de las vacaciones

Son múltiples los estudios científicos que muestran los beneficios de los periodos vacacionales. Las ventajas se reflejan en la salud física y psicológica, así como en la productividad de los trabajadores. 

Por ejemplo, Valeria Colombo y Eva Cifre Gallego explican en su artículo “La importancia de recuperarse del trabajo: una revisión del dónde, cómo y por qué” los dos tipos de recuperación contra el estrés laboral que existen: interno y externo. 

El primer tipo de recuperación hace diferencia a las breves pausas formales o informales realizadas durante una jornada laboral. En cambio, la recuperación externa es aquella “que puede tener lugar después del trabajo, los fines de semana, o durante períodos más largos como las vacaciones”. 

Las vacaciones, dicen las investigadoras, sirven sobre todo como una forma de distanciamiento laboral, lo que repercute en reducir los niveles de estrés generados por el trabajo y las horas laborales – las cuales encabeza México. 

“Distanciarse psicológicamente del trabajo implica no solo estar físicamente ausente del lugar del trabajo y que las personas se abstengan de realizar tareas relacionadas con el trabajo, sino también, dejar de pensar o rumiar en asuntos laborales. Si una persona no desconecta del trabajo durante su tiempo de ocio, estos pensamientos continúan consumiendo los recursos dificultando la recuperación. En cambio, si una persona consigue desconectar del trabajo, los estresores dejan de estar presentes en el sistema psicofisiológico y consigue recuperarse”, señalan las académicas. 

Esta recuperación impacta directamente en mejorar el ánimo y reducir la fatiga generada por el trabajo, mitigando así los efectos del síndrome de desgaste laboral (burnout)  

El burnout es la respuesta que presenta un trabajador cuando percibe la diferencia existente entre sus propios ideales y la realidad de su vida laboral. Foto: Pixabay

Otro estudio llevado a cabo por la Universidad de Tilburg, Holanda, explica que las vacaciones tienen un rol triple: brindar relajación física y mental, proveer un espacio para el desarrollo personal, así como de intereses sociales, y dar una forma de consumo simbólico que mejora el estatus percibido de la persona. 

Un estudio estadounidense muestra que las vacaciones también ayudan a disminuir la presión arterial. Según esta investigación, las personas que no gozan de vacaciones tienen un 30% más de probabilidades de padecer una enfermedad cardíaca. 

Asimismo, la Universidad de Valencia informa que un periodo de vacaciones mejora la calidad del sueño de los trabajadores. 

No obstante, Greg Richards, de la Universidad de Tilburg, alerta que todos estos beneficios se ven restringidos por factores de desigualdad económica y de género. 

Foto: Cuartoscuro

Brigita Ziherl, de la Universidad de Ljubljana, explica que previo a la Primera Guerra Mundial, las vacaciones eran vistas como un “favor” de los patrones, lo que significó que muchos trabajadores nunca podían disfrutar de ellas. 

Posteriormente, en el periodo entre guerras, las vacaciones se convirtieron en una exigencia de los trabajadores. La presión de los empleados sirvió para que en el periodo póstumo de la Segunda Guerra Mundial las vacaciones fueran entendidas como  “un derecho y hábito”. 

Si bien la mayoría de los países desarrollados ofrecen vacaciones pagadas, existen factores que limitan el acceso a este derecho. Greg Richards, académico de la Universidad de Tilburg, ha analizado algunas de estas limitaciones. 

El investigador reconoce que la mayor parte de la población de países en vías de desarrollo no pueden disfrutar de vacaciones debido a la pobreza. 

“Para la mayoría de la gente del mundo en desarrollo, la más grande restricción para tomar vacaciones es su bajo nivel de ingresos. A pesar de que la élite del mundo en desarrollo puede ocuparse en viajes vacacionales, esto sigue siendo un lujo que muchos no pueden permitirse” escribe Richards en su artículo “Time for a Holiday?: Social Rights and International Tourism Consumption”

Las vacaciones pagadas son un beneficio de los trabajadores formales. En México la brecha para poder disfrutar de un periodo extenso de descanso se acrecienta si se toma en cuenta que más de la mitad de la población ocupada trabaja en la informalidad. 

Foto. Archivo Cuartoscuro

La desigualdad en el acceso a las vacaciones no se detiene al interior de los países, sino que los rebasa. Por ejemplo, México, con solo 6 días de vacaciones, es de los Estados con menos vacaciones de Latinoamérica y el mundo.

Aún si se duplicarán los días de vacaciones pagadas, el país quedaría en los últimos lugares cuyos empleados pueden disfrutar de descanso pagado. 

A nivel Latinoamérica, México es el país que menos vacaciones pagadas ofrece y el único que da menos de diez días. De lograrse la reforma, los 12 días de vacaciones solo harían avanzar a México una posición, colocándose por encima de Honduras que ofrece diez y empatando con Paraguay cuyas leyes estipulan doce días de descanso. 

En contraste, países como Brasil, Cuba, Panamá, y Nicaragua ofrecen hasta 30 días de vacaciones 

Estados Unidos es el único país de la OCDE que no ofrece vacaciones pagadas a sus trabajadores. 

La académica Penny Davidson analiza en su estudio “The holiday and work experiences of women with young children” la manera en que el género afecta el goce de las vacaciones. 

En su investigación descubrió que las madres, por encima de los padres, se ven obligadas a seguir trabajando durante las vacaciones. El trabajo que realizan es el llamado “no remunerado”, que se integra por cuidados, atención y limpieza de los hijos e hijas. 

Lo anterior provoca que las mujeres tengan un menor distanciamiento del trabajo y que se generen nuevos niveles de estrés al realizar por ellas mismas las labores de cuidado. 

“Mientras que es aceptable irse de vacaciones, no lo es así decir: ‘quiero un descanso’. Esta demanda significa que el trabajo debe ser hecho por alguien más, pero las mujeres saben el esfuerzo que se requiere para este tipo de labores y pueden ser reacias a pedirle a otras personas encargarse de lo que ven cómo su responsabilidad tan solo para darse una oportunidad de ‘indulgencia’ para sí mismas”, señala Davidson. 

La carga de los ciudadanos puesta  históricamente en la mujer, provoca que ellas se sientan culpables de querer darse un respiro de este trabajo no remunerado o de, en efecto, irse y no realizar sus tareas. 

Asimismo, el estudio muestra que las mujeres son quienes más se sienten responsables de hacer que las vacaciones sean felices y armónicas. De ser lo contrario, ellas lo ven como un fracaso personal. 

Este peso del éxito se suma a la necesidad de cuidar al resto de la familia que toma un periodo de descanso laboral. 

“Las vacaciones de las mujeres están constreñidas o limitadas por: malas comodidades de viaje, la responsabilidad de organizar y trabajar para hacer que las vacaciones sucedan y ‘no suceda’ [‘unhappen’ en el original] (es decir, desempacar o limpiar); encontrar que su trabajo normal ha incrementado o se ha vuelto más difícil porque están en un ambiente diferente, o porque se sienten culpables de irse y no realizar sus tareas normales”, concluye el estudio. 

Todo lo anterior genera que las ventajas vacacionales no se gocen por igual, aún dentro de una misma familia.


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