Qué es el fuego de San Telmo y cómo afecta

A pesar de lo que el nombre por el que se conoce este fenómeno puede sugerir, se trata de un evento de tipo meteorológico, que poco y nada tiene que ver con algún episodio piromaníaco o similar. Para evitar confusiones, nada mejor que analizar cuál es el origen de esta denominación y qué representa el fuego de San Telmo.

Para ello, tenemos que remontarnos a varios siglos atrás, cuando un grupo de navegantes que iban por las aguas con destino cierto, al ver esos destellos en el cielo, consideraron que guardaría alguna relación con su patrón, San Telmo, lo que les llevó inmediatamente a asociarlo a una señal de su presencia.

Esa especie de rayo en el más allá que seguramente apreciaron estas personas, puede haberles hecho pensar que era una manifestación de su protector, que les avisaba de este modo que estaban a salvo de cualquier evento que pudiera suceder en altamar. Una ocurrencia que tenía sentido en aquellos tiempos, y que se compartiría como leyenda con el correr de las décadas, hasta no hace demasiado.

Pero, ¿qué es el Fuego de San Telmo?

La historia

En 1749 Benjamin Franklin fue el primero en determinar  que la naturaleza de los fuegos de San Telmo es eléctrica. Aunque se le llama «fuego», realmente es un plasma de baja densidad y  baja temperatura provocado por una enorme diferencia de potencial eléctrico atmosférico.

Los fuegos de San Telmo, valían a los marinos para pronosticar la caída de un rayo inminente sobre el barco, pues solía predecirlos. Este fenómeno lumínico tan sobrecogedor era símbolo de mala suerte entre los navegantes. En Moby Dick, de Herman Melville, por ejemplo, se puede leer una clara alusión a ellos.

Es uno de los fenómenos naturales eléctricos que menos se conocen y con el que es más complicado encontrarse. Aunque el nombre puede inducir a confusión, no es ningún fuego y tampoco tiene forma de rayo.

El fuego de San Telmo tiene tiene origen en la electricidad estática de la atmósfera y se define como una descarga luminiscente o resplandor luminoso semejante a pequeñas chispas que saltan de los objetos metálicos y punzantes durante una tormenta intensa.

El fuego de san Telmo y cómo se veía en el pasado

En la antiguedad, este fuego de San Telmo se veía frecuentemente en el mar. Los navegantes conocían bien este tipo de fogonazos, ya que se formaban en las puntas de los mástiles de los barcos y aunque parecían estar en llamas, realmente no se quemaban.

Se pensaron que era una protección de santo contra la tormenta (san Telmo es el patrón de los marineros). Charles Darwin mientras estaba de viaje por el río de la Plata, se quedó impresionado por ese  “fuego que no ardía”.

La explicación que puede darse es que este fuego se produce a una temperatura baja, por lo que no es normal que se produzcan incendios e incluso podemos verlo en los morros de los aviones en pleno vuelo.

Cuando se producía en los dirigibles, si que era bastante más peligroso, ya que el hidrógeno que se usaba para llenarlos era muy inflamable. Podemos recordar el accidente del zepelín Hindenburg, en Nueva Jersey, el 6 de mayo de 1937, murieron 36 personas. Todo un símbolo en aquella época.

En pocas palabras, éste es un evento meteorológico que suele darse durante o después de grandes tormentas, una descarga luminiscente que está provocada por la electricidad estática de la atmósfera y que, al encontrar un objeto metálico puntiagudo, como puede ser el mástil de una embarcación, contacta con éste, y produce una descarga de hasta 30.000 voltios por centímetro, ese “fuego” del que hablamos.

De hecho, este aire ionizado tan particular no es amarillento, sino más bien azulado, por lo que el Fuego de San Telmo no es en realidad un fuego, sino un fenómeno distinto, que requiere de unas circunstancias muy especiales, y que se ve con mucha mayor nitidez en medio de la nada.

Incluso, los estudios han determinado que es muy poco probable que este “fuego” cause incendios graves. Sin embargo, el 6 de mayo de 1937, el dirigible alemán Hindemburg acabó incendiándose completamente, algo que según investigaciones posteriores se debió a su mala protección contra estos episodios.


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