Qué es el MIR y cómo se prepara

Lunes 13 de julio del 2020. Cientos de futuros médicos residentes se agolpan ante el ministerio de Sanidad. Los nervios están a flor de piel, ya que en los próximos días los allí reunidos elegirán en qué quieren especializarse. Dermatología, cirugía plástica, cardiología, anestesia… son tan solo un puñado de las 44 especialidades médicas, distribuidas entre las 7.512 plazas, que se reparten los cerca de 16.000 opositores que se han presentado al examen de médico interno residente este año. Pero, ¿cómo han llegado hasta aquí?

Tras seis años de carrera, los futuros médicos especialistas han de aprobar el examen MIR, una prueba que les abre las puertas de la especialización. “El grado de medicina per se en España prácticamente no permite el ejercicio de la medicina, por lo que es casi imprescindible formación como interno residente en los diferentes hospitales o centros de Atención Primaria”, explica el doctor Antonio Martín Conejero, director del claustro de profesores y tutores MIR de la academia preparatoria CTO. Por lo tanto esta prueba, no es más que la manera de ordenar a todos los candidatos atendiendo a sus conocimientos para que puedan optar a las diferentes plazas de especialización que se ofertan en los hospitales españoles.

El MIR se convoca cada año entre finales de enero y principios de febrero, en el año 2020 tuvo lugar el 25 de enero, y consta de un total de 185 preguntas -175 más 10 de reserva- que los candidatos han de responder en no más de cuatro horas. “Este es el mejor modelo, el más justo. De hecho, países como Italia o Portugal ya lo han importado”, comenta el doctor Borja Ruiz Mateos director de la academia preparatoria Amir.

Sin embargo, la equidad del examen no le resta ni un ápice a su dureza. Cada plaza es requerida por al menos dos opositores, y esto teniendo en cuenta que el aspirante no tenga preferencias ni por la especialización ni por el hospital donde formarse. Cuanto más deseada sea la especialidad o el centro mejor puntuación se requiere. “Un muy buen examen MIR son los 2.500 primeros puestos”, apostilla Ruiz Mateos. “Puede entenderse que el médico se “juega” todo a una carta, ya que el MIR supone un 90% de la nota para la elección de plaza. Esto para muchos es injusto porque “un mal día lo puede tener cualquiera”, pero es cierto que da a todos los recién graduados en medicina las mismas posibilidades de elegir la plaza deseada”, apunta Martín Conejero.

Para poder entender la presión a la que se somete a los futuros especialistas basta con echar un vistazo a la adjudicación de plazas de este año. Los aspirantes con un puesto por debajo al 2.834 ya no pudieron optar a especialidades como dermatología, cirugía plástica o cardiología.

A la más que notable competitividad para acceder a los mejores puestos, hay que añadir el detalle que el examen MIR no cuenta con un temario oficial, ya que, los aspirantes deben demostrar que han interiorizado y aprendido todos los conceptos estudiados los seis años anteriores. La evidente cantidad de materia a repasar, unido a la presión del examen, hace que mucho de los futuros residentes comiencen a prepararse sin siquiera haber terminado el grado en medicina. “En sexto ya se puede comenzar a simultanear el estudio del MIR con la el final de la carrera”, explica Ruiz Mateos. En total serían unos 18 meses de estudio, en los cuales, ambos preparadores coinciden al apuntar que requieren de sacrificio y constancia, además del apoyo de una academia.

El acudir o no a una centro especializado para preparar el MIR y a cuál acudir es una de las decisiones fundamentales a las que se enfrentan los médicos. “Sí, es posible aprobar el MIR sin ir a una academia. Pero es muchísimo más complicado. Hay que tener en cuenta que las academias tenemos años de experiencia preparando a opositores, además de tener los materiales, profesores especializados, exámenes de otros años…” explica Ruiz Mateos, “por eso casi todos de los aspirantes a médico residente acuden a nosotros”, remata.

A la hora de decidir qué academia elegir es importante saber cuál es su metodología de estudio y si esta se va a adaptar o no al estudiante. Actualmente la mayoría de las academias ofrecen cursos casi a medida para cada uno de los alumnos, con modalidad presencial, semipresencial o a distancia; cursos intensivos, simulacros del examen…

Pero elegir la academia que mejor se adapte a uno es solo el primer paso. Los alumnos que preparan el MIR se enfrentan a jornadas de 9 a 10 horas de estudio. “Nosotros recomendamos hasta 10 horas de estudio al día, en las que hay que incluir las clases y los simulacros. Aunque cuando comienzan les decimos a los alumnos que se guíen por la regla del 8-8-8. Ocho horas de estudio, ocho de descanso y ocho de sueño”, explica Ruiz Mateos. Por su parte Martín Conejero, de CTO, es un poco más específico: “en las primeras fases del curso, y dado que el alumno está todavía en 6º de medicina, pedimos al alumno que sea capaz de sacar 2-3 horas diarias de estudio MIR. De forma progresiva vamos reclamando al alumno más horas hasta llegar a los días previos al MIR, con jornadas de 11 horas”.

Por lo tanto, el estudio continuo, junto con la elección de una buena academia parecen ser las bases para la obtención de un buen resultado, pero no lo son las únicas. Debido a la modalidad de examen único, el saber templar los nervios y mantener la cabeza fría, son dos cualidades fundamentales para afrontar de manera positiva el MIR. “De nada vale que te sepas todo el temario a la perfección y que lo hayas bordado en los simulacros si antes del examen haces una crisis de ansiedad”, comenta Ruiz Mateos. Por ello en los últimos años las academias se han centrado también en esta parte fundamental de la preparación y ofrecen a sus alumnos apoyo psicológico, y hasta clases de mindfulness. “Yo no sabía lo que era el mindfulness (atención completa), hasta que me propusieron dar cursos a los estudiantes de MIR”, confiesa Ruiz Mateos, director de Amir, “y la verdad es que dan unos resultados estupendos de cara al examen”.


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