¿Qué es el slow travel y por qué deberías practicarlo?

Para explicar qué es exactamente el slow travel y cómo puedes ponerlo en práctica, vamos a plantear una situación con la que seguro te sientes identificado. Reservas unas vacaciones y planificas el día a día para visitar todos los sitios posibles, casi sin tiempo para comer, y, al final, vuelves a casa con la sensación de haber visto muchas cosas pero sin haber disfrutado realmente de ninguna.

Pues bien, el slow travel es una tendencia en auge, que plantea una nueva forma de viajar y de descubrir el mundo. Presta más atención a la calidad del viaje, conociendo con calma la cultura del lugar, así como su gastronomía, su idioma y su forma de vida.

Se trata de cambiar por completo la percepción de los viajes. No consiste en no hacer nada, sino en apreciar el momento y valorar las pequeñas cosas que hacen especial ese lugar. Ver la vida pasar, sentarse a hablar con un lugareño, probar la gastronomía local…

Consejos para aprender a viajar con calma

Lo primero y más importante es organizar el viaje. Conocer un país entero en siete o diez días es imposible, así que céntrate en una zona concreta. Por ejemplo, si has elegido Filipinas, puedes evitar El Nido, la isla más popular del país y masificada durante todo el año. Escoge mejor Camiguín, una preciosa isla llena de piscinas naturales y cascadas.

Una vez allí, camina, camisa y camina. Déjate seducir por los aromas y los sabores del destino. Una de las principales claves para disfrutar del slow travel es ser flexible en todo momento. Organiza lo mínimo de antemano y disfruta del viaje con recomendaciones de gente local que vayas encontrando por el camino.

Cada día tómate el tiempo que necesites para relajarte y grabar en tu memoria todo lo que has visitado, la gente que has conocido, lo que has comido… ¡Es el momento de que vivas tus viajes despacio y sin prisas!

En definitiva, el slow travel consiste en buscar el punto de equilibrio entre visitar todo lo que te interesa y al mismo tiempo tener tiempo libre para pasear sin rumbo o tumbarte en una playa paradisíaca.

En un mundo más caótico y en el que va cada vez más deprisa, todos necesitamos parar de vez en cuando. ¿Y qué mejor que las vacaciones para hacerlo?


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