El pasado 13 de agosto, las autoridades de California confirmaron la muerte de David Pruitt, un niño de siete años que murió por contraer la conocida como ameba ‘come cerebros’. Esta ameba la contrajo nadando en un lago días antes de que fuera ingresado en el hospital por experimentar fuertes dolores de cabeza y malestar general.
La ameba ‘come cerebros’ es un microbio vivo unicelular que suele vivir en agua dulce y que resulta casi letal para la persona que, desgraciadamente se cruce en su camino.
El pasado 30 de julio, David Pruitt ingresó en el hospital por fuertes dolores de cabeza. Allí, los sanitarios que le atendieron tuvieron que ponerle un soporte vital porque su cerebro se había inflamado. Esta inflamación empeoró en los días posteriores y cinco días después se certificó su muerte.
Los padres y familiares han iniciado una campaña de concienciación para que el mundo conozca esta terrible enfermedad. «Estamos ayudando a crear conciencia la sobre esta ameba. Esto puede parecer demasiado raro para que le suceda a usted, pero lo que es raro es que los médicos lo busquen en primer lugar. Los padres, necesitan conocer las señales y exigir que los médicos escuchen y defender a quien pueda haber contraído esta ameba» explicaron sus familiares.
Una enfermedad mortal
Este tipo de ameba es muy poco frecuente. En realidad existen muchos tipos de amebas, pero solo la Naegleria Fowleri es la potencialmente mortal para los humanos. La manera en la que se introduce en nuestro cuerpo es a través de la nariz, y se dirige al cerebro para destruir todo el tejido del mismo.
Según los expertos, este tipo de ameba ‘come cerebros’ tiene un índice de mortalidad de un 97% ya que son muy pocas las personas que suelen salvar la vida una vez entran en contacto con el microorganismo.
La ameba suele estar en pantanos y aguas dulces, y para evitar que nos entre al cerebro lo mejor es sonarse bien la nariz y expulsar todo el agua que creamos hemos ingerido con la ameba.
Tal y como expresan los datos que se tienen de este particular parásito mortal para los humanos, desde 1962 al año 2016 se registraron en Estados Unidos 143 infectadas, de las que solo lograron sobrevivir 4 de ellas.
Este parásito mortal también tuvo presencia en España hace unos años. En 2018, una piscina de Toledo registró un contagio de una niña, que consiguió sobrevivir a la ameba. Al año siguiente, la misma piscina, volvió a registrar la presencia de la ameba ‘come cerebros’ y acabó cerrando para siempre.
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