Las fobias son miedos incontrolables a cosas o situaciones, sin que necesariamente exista una causa concreta. En muchos casos las fobias surgen como consecuencia de un trauma de la infancia. Aunque hay algunas bien conocidas, como la fobia a las arañas o a la oscuridad, también hay otras que no resultan tan notorias. Es el caso de la dermatopatofobia.
Se conoce como tal al miedo irracional a sufrir una lesión en la piel, lo que condiciona en gran medida la vida de las personas que sufren esta enfermedad.
Causas y síntomas
El miedo a sufrir lesiones en la piel en ocasiones surge después de haber sufrido una enfermedad de carácter grave. No obstante, en otros casos se da por un trastorno hipocondríaco.
Quienes sufren de dermatopatofobia, no solo tienen miedo a hacerse una herida o a tener una enfermedad en la piel. Sufren ansiedad simplemente por el enrojecimiento cutáneo a causa del cambio de temperatura.
Las personas que sufren esta fobia también sufren grandes niveles de ansiedad al ver una quemadura o una irritación por una reacción alérgica. También tienen mucho miedo a las agujas.
En cuanto a los síntomas de este trastorno, son muy similares a los de otras fobias: sudoración excesiva, tensión articular y muscular, palpitaciones, náuseas…
A largo plazo, los dermatopatofóbicos pueden cuidar excesivamente su piel, y sentir un miedo irracional incluso ante el roce del aire. Esto puede suponer un grave problema ya que tienden a convertirse en personas asociales, que temen salir a la calle.
Se trata por lo tanto de un trastorno que puede afectar a la salud tanto física como mental de la persona. Es por ello que resulta tan importante acudir a un médico especialista.
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