¿Qué es la lluvia ácida y qué riesgos tiene para la salud?

La nube de ceniza y gases que escupe el volcán de La Palma se está desplazando al resto de las islas Canarias y, según las previsiones de los expertos, cubrirá la Península Ibérica este viernes. El gas que más preocupación genera es el dióxido de azufre, ya que al contacto con el agua de las nuves puede formar ácido sulfúrico y caer en forma de lluvia ácida.

Por ahora, el riesgo de que esto ocurra es muy bajo según la Agencia Estatal de Meteorología, pero con los vientos previstos a diferentes alturas, «no se puede descartar» que se produzca lluvia ácida en el este y norte de las islas Canarias más motañosas.

Lluvia ácida: ¿qué es?

La lluvia ácida es como se denomina a un fenómeno que consiste en cualquier tipo de precipitación compuesta por ácidos, como el dióxido de azufre. Los ácidos sulfúrico y nítrico que se forman en la atmósfera caen a la superficie terrestre en forma de lluvia, aunque también pueden hacerlo mezclados con niebla, granizo e incluso nieve.

La forma que tienen los científicos de saber si se trata o no de lluvia ácida es midiendo el pH del agua. Cuando es pura, el pH es 7, de forma que se toma este valor como referencia. Por lo general, la lluvia tiene un pH de entre 5 y 5,5 (levemente ácido). Cuando el pH cae por debajo de 5, se considera lluvia ácida.

¿Existe riesgo para la población?

Desde la Agencia Estatal de Meteorología hacen un llamamiento a la calma ya que, en caso de producirse la lluvia ácida por la erupción del volcán de La Palma, tendría lugar como chubascos dispersos y débiles, sin ningún riesgo para la salud.

Por su parte, la «Environmental Protection Agency (EPA)» de EE.UU asegura que caminar bajo la lluvia ácida no es más peligroso para las personas que hacerlo bajo una lluvia normal.

Ahora bien, hay que tener especial cuidado con la concentración de dióxido de azufre a niveles elevados en la atmósfera porque, cuando esto ocurre, se forman partículas de sulfato muy finas que pueden afectar al sistema respiratorio, dando lugar a síntomas como: dificultad respiratoria, dolor de cabeza…

Por último, cabe señalar que si se repite durante un largo periodo de tiempo sí puede alterar significativamente los ecosistemas a nivel químico y biológico.


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