La calculadora Curta es un cilindro construido con metales de calidad de unos 10 centímetros de alto por 5 de diámetro. Tiene varios diales y girando una manivela se pueden hacer cálculos matemáticos con suma precisión.
Es posible sumar, restar, multiplicar, dividir y con un poco de práctica hacer operaciones matemáticas muy complejas. La primera versión podía representar hasta 11 dígitos y la siguiente versión hasta 15.
Quién inventó la calculadora Curta
El inventor de la calculadora Curta fue Curt Herzstark, quien estuvo recluido en un campo de concentración nazi en la Segunda Guerra Mundial.
Herzstark creció rodeado de máquinas y mecanismos de relojería, ya que su padre fue el propietario de una empresa distribuidora de máquinas de oficina y pasado el tiempo, anexó su propio taller de fabricación de calculadoras.
Al invadir Austria, Hitler le ordena que termine su producción de «bobadas» y se dedique al diseño de maquinaria de precisión para sus vehículos de guerra. Herzstark continuó trabajando hasta ser acusado de espionaje a favor de los aliados, detenido y enviado al campo de concentración de Buchenwald.
Allí es donde un oficial de las SS le ofrece, a cambio de salvarle la vida, trabajo en la creación de piezas de precisión. Herzstark tuvo que diseñar artilugios para aviones de guerra y misiles del tipo del famoso V2.
Más adelante, pudo destinar algo de tiempo para el perfeccionamiento de su calculadora portátil.
Al finalizar la guerra y con unos prototipos de su calculadora, viajó a Viena, patentó su invento y consiguió la atención del príncipe de Liechtenstein que le brindó toda la ayuda que necesitaba.
Así nació la empresa Contina que comercializó su primer modelo en el año 1948. El uso de la calculadora Curta se extendió rápidamente y fue usada para calcular autopistas, industrias, líneas eléctricas, satélites y hasta naves espaciales.
Se fabricaron dos modelos y se introdujeron en el mercado a mediados de 1950. El segundo modelo mostraba 15 dígitos en su ventana de resultados, cuatro más que los que tenía su versión anterior.
La mecánica de uso era un poco complicada, pero la práctica conseguía un buen desempeño. Muchos ingenieros la consideraban adictiva en extremo.
Se introducían los datos, dígito por dígito y mediante los diales deslizantes que rodeaban el cilindro se giraba la manivela que estaba en una de sus caras mientras se cambiaban algunos dígitos para seleccionar otros modos de operar y obtener los resultados.
Tenía una especie de gatillo que permitía borrar la memoria y empezar desde cero nuevamente. Con experiencia, se podían hacer cálculos complejos a gran velocidad.
Las calculadoras Curta se fabricaron durante treinta años por la empresa Contina AG Mauren, de Liechtenstein, y se consideran las calculadoras de mano mejor construidas de la historia.
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