¿Qué música activa nuestro cerebro: el reguetón o la clásica?: Un estudio responde

El reguetón llegó a España como una apisonadora a finales de los años 90 del siglo pasado. Sus ritmos pegadizos bailables y la enorme capacidad para enganchar al espectador, han colocado a este género musical en uno de los más escuchados por los jóvenes de distintas generaciones a lo largo de los últimos 20 años.

Aunque ha sido objeto de muchas críticas, sobre todo por el contenido machista de muchas de sus letras, el reguetón ha sido el motivo de estudio de la tesis doctoral del neurocirujano Jesús Martín-Fernández, residente en la Universidad de Santa Cruz de Tenerife.

En su tesis, Martín-Fernández ha estudiado la música y las diferentes reacciones cerebrales que esta tiene en nuestro cuerpo.

El reguetón a estudio

Para llevar a cabo este curioso estudios, el neurocirujano contó con la ayuda de 28 personas, sin formación musical y con gustos musicales realmente variados para conformar una muestra los más abierta posible.

Primero fueron sometidas a pruebas de oído para determinar el nivel de capacidad musical y de distinción de melodías, ritmos y demás fases de la música en cada uno de los voluntarios.

Una vez llevada a cabo esta primera fase, los 28 usuarios del estudio fueron sometidos a una resonancia magnética funcional mientras escuchaban diferentes estilos musicales que les generaban una serie de reacciones diferentes en su cerebro.

Después, los investigadores analizaron cada una de las muestras que dieron los 28 usuarios, además de analizar la señal de Bold, que muestra áreas del cerebro que toman oxígeno, que ocurre cuando se activan las diferentes áreas de nuestro cerebro.

Resultados reveladores

Una vez los investigadores del equipo de Martín-Fernández se enfrentaron a los resultados, encontraron algunas cosas realmente reveladoras. Después de escuchar música rock, folk, clásica, reguetón y electrónica, «es como si el reggaeton, con este ritmo peculiar y repetitivo, nos preparara para el movimiento, para bailar sólo de escucharlo» explicaba Martín-Fernández.

Según el estudio, la música reguetón nos prepara desde sus primeros acordes para salir a bailar a la pista, algo que no ocurre con el resto de las músicas conocidas.

«Lo que más nos llamó la atención fue que activaba una región primitiva del cerebro: los ganglios basales» explicó el responsable de la tesis, «son grupos de neuronas que están en zonas profundas del cerebro y que se encargan de modular la postura, de empezar y terminar un movimiento … además de estar involucrados en el sistema de recompensa o placer».

El propio estudio reveló que la actividad cerebral cuando escuchamos música clásica era menor que la que se activa cuando escuchamos reguetón.


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